¿Sabías que
los difuntos pueden comunicarse con nosotros a través de los sueños?
No hace falta que tengamos cualidades especiales, ni que seamos
médiums o videntes, como muchos aseveran por ahí para generarse una
especie de halo fantástico y distintivo, y también para engañar al
personal, por qué no decirlo. Para lograr ese contacto simplemente
hace falta que, en caso de no recordar los sueños con facilidad,
realicemos unos ejercicios previos para estimular nuestra memoria y
que ésta no olvide lo soñado. Este es un paso que resulta imprescindible
si deseamos ser conscientes de cualquier contacto espiritual que
hayamos podido tener durante la noche.
Hoy día, la
mayoría de la gente no cree en este tipo de sueños, especialmente
en aquellas en que nuestros seres queridos difuntos nos traen un
mensaje. En esta sociedad en la que nos movemos, los estímulos
externos imperan para alejarnos de unas experiencias que requieren
sosiego, reflexión y sobre todo, comprensión. A menudo, las
personas vivimos inmersas en una vida agitada, con mucho estrés,
excesivo materialismo o abundante intrusismo. Otro agente que también
influye de manera contundente en denostar este tipo de experiencias
por resultar excesivamente increíbles es la literatura fantástica.
Todo esto y más ha hecho que la gente se desengañe o tome las cosas
por donde no son respecto al tema que hoy trato.
Para
comenzar, hay que diferenciar bien qué tipo de sueños tienen lugar
cuando aparecen nuestros difuntos. Al dormirnos, la consciencia se
expande y libera de sus ataduras, comenzando entonces a funcionar de
manera autónoma. Por eso, los sueños más frecuentes son fruto de
pensamientos, recuerdos, nostalgia o melancolía de esos seres con
los que fuimos felices en vida, o con los que nos unía un vínculo
especial. Durante el día hemos podido tener algún tipo de
pensamientos al respecto porque de forma reciente se les haya
mencionado, lo que hace que durante la noche tengamos los llamados
Sueños de Descarga o Desprogramación. Con ellos, nuestro cerebro y
memoria se liberan de cargas y suciedad, por así decirlo, y entre
los sueños que producen, sacan a flote todo lo que ha quedado
retenido y no ha encontrado salida de nuestro subconsciente. Por eso, soñar
con un ser querido ya fallecido ha podido deberse a que el día
anterior haya estado en nuestros pensamientos de una forma u otra.
Sin embargo,
existen otros sueños más especiales en los que soñamos con
difuntos o seres queridos ya fallecidos, y donde sucede algo especial
o extraordinario como puede ser la entrega de un mensaje que
nosotros desconocíamos hasta ese momento. Este tipo de sueños se
producen con mayor frecuencia al amanecer. Es en torno a esa hora del día cuando se produce una fractura en el tiempo, y también
cuando las vibraciones son más idóneas para que los difuntos se
“cuelen” en nuestros sueños y nos den un mensaje o nos comuniquen algo especial. En ese instante, resulta fácil rasgar el fino velo que separa nuestro plano y aquel en el que se encuentran ellos, y los espíritus lo aprovechan.
Cuando se
producen este tipo de sueños, es muy habitual que los seres ya
fallecidos se nos presenten con una imagen más joven y pletórica
que en el momento de su tránsito o fallecimiento. Suelen aparecer en
estado de una madurez con plenitud, pero nunca con una apariencia
decrépita o deteriorada si murieron ya muy ancianos. En el caso de
que el difunto falleciese a una edad más temprana, siempre se nos
aparecerá en un estado relajado y también pletórico, justo en el
mejor momento que tuvo en vida.
Sea como
fuere, el espíritu se hará notar de una manera especial para que,
cuando despertemos, seamos absolutamente conscientes de la
experiencia vivida. De una forma súbita recordaremos todo el sueño
y lo que en él se ha producido, siendo probable que podamos
descubrir de manera inmediata el mensaje que ha venido a traernos.
No
despreciemos este tipo de experiencias oníricas, pues en más de una
ocasión han resultado de gran ayuda para muchas personas que han
sabido escuchar esas voces del más allá que les han llegado en
sueños.