sábado, 11 de julio de 2015

SUEÑOS CON DIFUNTOS






¿Sabías que los difuntos pueden comunicarse con nosotros a través de los sueños? No hace falta que tengamos cualidades especiales, ni que seamos médiums o videntes, como muchos aseveran por ahí para generarse una especie de halo fantástico y distintivo, y también para engañar al personal, por qué no decirlo. Para lograr ese contacto simplemente hace falta que, en caso de no recordar los sueños con facilidad, realicemos unos ejercicios previos para estimular nuestra memoria y que ésta no olvide lo soñado. Este es un paso que resulta imprescindible si deseamos ser conscientes de cualquier contacto espiritual que hayamos podido tener durante la noche.

Hoy día, la mayoría de la gente no cree en este tipo de sueños, especialmente en aquellas en que nuestros seres queridos difuntos nos traen un mensaje. En esta sociedad en la que nos movemos, los estímulos externos imperan para alejarnos de unas experiencias que requieren sosiego, reflexión y sobre todo, comprensión. A menudo, las personas vivimos inmersas en una vida agitada, con mucho estrés, excesivo materialismo o abundante intrusismo. Otro agente que también influye de manera contundente en denostar este tipo de experiencias por resultar excesivamente increíbles es la literatura fantástica. Todo esto y más ha hecho que la gente se desengañe o tome las cosas por donde no son respecto al tema que hoy trato.

Para comenzar, hay que diferenciar bien qué tipo de sueños tienen lugar cuando aparecen nuestros difuntos. Al dormirnos, la consciencia se expande y libera de sus ataduras, comenzando entonces a funcionar de manera autónoma. Por eso, los sueños más frecuentes son fruto de pensamientos, recuerdos, nostalgia o melancolía de esos seres con los que fuimos felices en vida, o con los que nos unía un vínculo especial. Durante el día hemos podido tener algún tipo de pensamientos al respecto porque de forma reciente se les haya mencionado, lo que hace que durante la noche tengamos los llamados Sueños de Descarga o Desprogramación. Con ellos, nuestro cerebro y memoria se liberan de cargas y suciedad, por así decirlo, y entre los sueños que producen, sacan a flote todo lo que ha quedado retenido y no ha encontrado salida de nuestro subconsciente. Por eso, soñar con un ser querido ya fallecido ha podido deberse a que el día anterior haya estado en nuestros pensamientos de una forma u otra.

Sin embargo, existen otros sueños más especiales en los que soñamos con difuntos o seres queridos ya fallecidos, y donde sucede algo especial o extraordinario como puede ser la entrega de un mensaje que nosotros desconocíamos hasta ese momento. Este tipo de sueños se producen con mayor frecuencia al amanecer. Es en torno a esa hora del día cuando se produce una fractura en el tiempo, y también cuando las vibraciones son más idóneas para que los difuntos se “cuelen” en nuestros sueños y nos den un mensaje o nos comuniquen algo especial. En ese instante, resulta fácil rasgar el fino velo que separa nuestro plano y aquel en el que se encuentran ellos, y los espíritus lo aprovechan.

Cuando se producen este tipo de sueños, es muy habitual que los seres ya fallecidos se nos presenten con una imagen más joven y pletórica que en el momento de su tránsito o fallecimiento. Suelen aparecer en estado de una madurez con plenitud, pero nunca con una apariencia decrépita o deteriorada si murieron ya muy ancianos. En el caso de que el difunto falleciese a una edad más temprana, siempre se nos aparecerá en un estado relajado y también pletórico, justo en el mejor momento que tuvo en vida.

Sea como fuere, el espíritu se hará notar de una manera especial para que, cuando despertemos, seamos absolutamente conscientes de la experiencia vivida. De una forma súbita recordaremos todo el sueño y lo que en él se ha producido, siendo probable que podamos descubrir de manera inmediata el mensaje que ha venido a traernos.

No despreciemos este tipo de experiencias oníricas, pues en más de una ocasión han resultado de gran ayuda para muchas personas que han sabido escuchar esas voces del más allá que les han llegado en sueños.