Los sueños recurrentes son aquellos que se repiten con poca variación en la historia o tema que tratan. Aunque puedan ser positivos, la mayoría de ellos se convierten con bastante frecuencia en pesadillas (a este tema dedicaré otro artículo próximamente). Según la ciencia médica ortodoxa, dicha repetición de sueños puede darse porque el conflicto plasmado en el sueño permanece sin resolver o ignorado por el individuo, asegurando tanto psicólogos como psiquiatras que una vez encontrada la solución al problema, los sueños que se repetían tienden a desaparecer.
Siguiendo con las pautas dadas por la ciencia, en este tipo de sueños, el mensaje puede ser de un calado tan importante que nuestro subconsciente no permita que lo ignoremos. Por eso, lo trae una vez tras otra a nuestra mente, haciendo aflorar una información importante para que actuemos en consecuencia. De ahí que la repetición frecuente de tales sueños nos fuerce a prestarles atención y enfrentarlos.
Cuando el subconsciente trata desesperadamente de contarnos algo en estado de vigilia y no lo consigue, utiliza la vía de los sueños para expresarse, en ocasiones con imágenes o situaciones aterradoras que nos impacten profundamente. De esa manera, se asegura de que no olvidemos su mensaje y tomemos cartas en el asunto si queremos que desaparezcan.
Los sueños recurrentes son bastante comunes y suelen producirse en épocas de gran estrés. Estos sueños pueden repetirse a diario, una vez a la semana o una vez por mes, pero cualquiera que sea la frecuencia, hay poca variación en el contenido del sueño en sí mismo. Lo que sí hay que tener presente es que, en el 90% de los casos están relacionados con hechos importantes de nuestra vida, en ocasiones con situaciones traumáticas a las que no hemos dado una salida o no hemos asimilado.
No es extraño que este tipo de sueños se produzcan con bastante frecuencia entre los niños, ya que en ellos son más los hechos que pueden incidir a la hora de dejarles una huella importante, pues no tienen todavía herramientas para entender y asimilar el mundo que se les descubre de golpe.
De todas formas, no hay que perder de vista que los sueños repetitivos pueden responder al trabajo que el Inconsciente está haciendo para reparar heridas afectivas (lo cual implica una sabiduría intrínseca que todos tenemos, y que podemos aprender a aprovechar). Comprender el significado de nuestros sueños escuchando lo que el Inconsciente tiene que decirnos es una manera bien concreta de hacerlo, pero también hay otro tipo de experiencias que escapan a las tesis más ortodoxas, y que nos podrían hablar de viajes astrales espontáneos, con todo lo que ello conlleva de importante.
Carl Jung decía que cuando el individuo comprende lo que el Inconsciente le está diciendo a través de un sueño, tiene que tomar responsabilidad sobre ello y trabajar para que esa información se vuelva un factor que transforme su vida de vigilia, necesite el tiempo que necesite para dicho trabajo.
Intentaré aclarar un poco lo anterior explicando las diferencias entre el Subconsciente y el Inconsciente. El Subconsciente conoce las cosas que sabemos, pero que temporalmente hemos olvidado ya en nuestro Consciente. Es por eso que con un poco de esfuerzo, podemos volver a recordarlas y traerlas al campo de lo consciente.
Sin embargo, el Inconsciente, que es la parte más grande y oculta de nuestra mente (ocupa unas 6/7 partes del total) almacena innumerables experiencias que hemos vivido desde la niñez y que son imposibles de recordar (incluso me atrevería a afirmar que también de otras vidas, si nos ceñimos a los estudios realizado al respecto por el propio Carl Jung). Dichas experiencias están presentes en forma de impulsos, impresiones, pensamientos incontrolados y recuerdos reprimidos, activos e impulsivos.
En el mundo espiritual, es precisamente en el Inconsciente donde se cree que esta nuestro verdadero Yo, siendo el lugar donde reaccionamos. De ahí que cualquier cosa que permitamos que llegue a este lugar nos afectará durante toda la vida.
De todo lo anterior se deduce que los sueños tienen un importante papel adaptativo desde el punto de vista fisiológico, pero quedarse únicamente con esa explicación es desconocer la enorme riqueza del contenido inconsciente gracias a la cual podemos adaptarnos y desarrollarnos psicológicamente. La actividad onírica no sólo cumple una función orgánica sino también psicológica, y en muchas ocasiones espiritual y canalizadora con otras energías ajenas a nosotros mismos, y que también pueden ser recurrentes.
De ahí que para entender esto sea necesario tener en cuenta que el contenido de los sueños, a pesar de lo que muchos investigadores opinan, no tiene nada de “basura narrativa”, y que los sueños recurrentes deben ser estudiados y analizados con mucho más rigor y amplitud de miras de las que actualmente se les conceden.