domingo, 30 de julio de 2017
QUÉ ES EL TAROT
En numerosas páginas como ésta se pueden encontrar mil y una referencias, la mayoría de ellas de gran calidad, en las cuales se habla de los orígenes remotos de las cartas del tarot, su evolución a través de los siglos, y de los estudiosos y expertos que lo dieron a conocer. Por ello, no voy a hacer aquí un estudio exhaustivo al respecto, dado que otros ya lo hicieron con anterioridad y yo no aportaría nada nuevo. Lo que sí deseo exponer es una de las citas que encuentro más acertada, la que nos legó Arthur Edward Waite, creador de la bajara Rider Waite, la más seguida en el mundo anglosajón y una de las que contiene las imágenes alegóricas más claras.
"El Tarot es una representación simbólica de las ideas universales en las que están basados la mente y el comportamiento humano, y en este sentido contiene una doctrina secreta a la cual es posible acceder, pues de hecho está ya en la conciencia de todos nosotros, aunque el hombre ordinario pase por la vida sin reconocerla. Esta doctrina ha existido siempre, es decir, siempre ha habido una minoría capaz de acceder a ella". A.E.Waite
Sus palabras resumen, en pocas líneas, la utilidad de este profundo libro de sabiduría, tal como era concebido en la Edad Media. Fiel al concepto con que fue creado, y sin alterarse su formato inicial de 78 arcanos (cartas), ha llegado hasta nuestros días repleto de simbología y saber trascendental.
Las 78 cartas se dividen en dos grupos, conformados por 22 arcanos mayores, que nos hablan de las lecciones de vida que debemos entender para evolucionar, y 56 arcanos menores, orientados éstos hacia nuestros aconteceres diarios, y por eso mucho más aprensibles en su comprensión. La combinación de ambos actúa cual faro en la noche, y refleja las circunstancias de nuestra vida, ya sea respecto al pasado, el presente actual, o las tendencias que se preven en un futuro próximo si continuamos con los mismos hábitos, actitudes y pensamientos.
Un profundo conocimiento de las leyes herméticas que encierran estas cartas, así como una lectura acertada y en la que nuestra intuición actúe en consonancia, nos darán la clave que el universo nos envía a cada instante para lograr una evolución armónica. No olvidemos que, tanto si somos conscientes de esta realidad como si no lo somos, dicha información afectará indefectiblemente a nuestras vidas.
lunes, 10 de julio de 2017
SUEÑOS TELEPÁTICOS ¿PODEMOS MANIPULARLOS?
Uno de los mayores misterios que rodea en la actualidad al mundo de los sueños es la telepatía que se puede establecer entre varios individuos que estén durmiendo al mismo tiempo.
Parto de la base de que los sueños no tienen en sí mismos ninguna
capacidad. Quien la tiene realmente es el individuo, la persona que se
sumerge en el estado de letargo que produce el sueño, y que debido a una
serie de circunstancias, puede contactar con otra persona. Por eso, el sueño es el medio o soporte ideal para favorecer la comunicación telepática. Digamos
que es como un portal, probablemente dimensional, el cual permite a
nuestra mente desplazarse fuera de los límites del tiempo y el espacio.
Quizá el primero en interesarse seriamente por los Sueños Telepáticos fue Sigmund Freud, estimulado con toda probabilidad por las experiencias recopiladas por Nandor Fodor,
un parapsicólogo con quien trabajaba a menudo y a quien consultaba
muchos temas fuera del terreno exclusivamente psiquiátrico o
psicológico.
En 1922, Freud escribió un ensayo acerca de este tema tan controvertido, titulado "Sueños y telepatía" (Traum und Telepathie),
donde elaboraba un modelo muy estructural de cómo poderse comunicar
telepáticamente con otra personas a través de los sueños. El informe fue
ideado como una serie de lecturas, aunque después el propio Freud lo
descartó al considerar el tema como algo imposible de probar siquiera de
manera hipotética. Sin embargo, en
cierta ocasión él mismo experimentó por sí mismo los efectos de un
sueño telepático cuando predijo, de manera muy certera, la muerte de su
nuera.
Aunque tiempo después se desdijo aludiendo a que solo había tenido una
mera anticipación subjetiva, no obstante continuó recopilando bastante
información acerca de los pacientes que analizaba y su comunicación
telepática a través de los sueños. Por desgracia, el estudio quedó
estancado y no avanzó, por lo que hemos perdido una valiosa información
que podría resultar muy esclarecedora para este fenómeno onírico.
Tener un sueño telepático no es nada extraño. Algunos
científicos los encasillan en el terreno de los fenómenos paranormales
debido a que no es necesario que una de las personas sea consciente de
ello, y la misma ciencia los define como sucesos oníricos en los que el soñador es capaz de comunicarse mediante la telepatía con otra persona. Eso sí, esta segunda persona también debe estar dormida; de lo contrario, la conexión telepática no se produce.
Pero ¿realmente es posible comunicarse a través de los sueños? La posibilidad existe, sin duda, y además es bastante alta, pero probarlo es algo más complicado. Carl G. Jung también aprobaba esta teoría.
El famoso psiquiatra suizo estaba convencido de que el subconsciente de
dos personas se puede comunicar perfectamente entre sí durante el
sueño, sobre todo al alcanzar la fase más profunda. Tan seguro estaba de
ello, que llamó al fenómeno “transferencia onírica”.
Según
la creencia de Jung, a pesar de que los sueños sean un acto
inconsciente de nuestro cerebro, se pueden controlar, al menos de manera
parcial, por dos personas que quieran establecer una conexión onírica
más profunda. Y es que, cuando soñamos, lo que realmente nos resulta
imposible controlar de manera voluntaria es nuestro cuerpo. En cambio,
sí podemos hacerlo hasta cierto punto con nuestra mente, ya que
determinados sueños pueden ser controlados por nosotros (sueños lúcidos,
viajes astrales...)
Recientemente, Stanley Krippner, profesor de Psicología en la Universidad Saybrook en California, declaró que existe una gran cantidad de material clínico que apoya la posibilidad de efectos telepáticos ocurridos en sueños. No obstante, y según sus propias palabras, el enfoque
experimental no ha sido posible hasta que la psicotecnología de
laboratorio fisiológico no ha estado disponible. Es por eso que en estos
momentos se está estudiando el fenómeno con gran interés.
Cuando
imaginamos la comunicación telepática onírica, lo más probable es ver a
dos personas que tratan de comunicarse enviándose señales
bidireccionales, pero ¿qué sucede si en realidad es una sola de ellas la que manda dichos mensajes, y entra “sin permiso" en el sueño de la otra?
Hoy se sabe que, cuando un intruso se nos cuela en uno de nuestros sueños, comenzamos a soñar de manera aleatoria y sin sentido alguno.
Sólo nuestra mente es capaz de darse cuenta de lo que nos sucede,
porque nuestra conciencia no lo distingue, escapando el sueño a nuestro
control y tornándose bastante raro. Aparte, es fácil sentir que no somos
nosotros quienes manejamos nada de lo que sucede en dicho sueño, y que
además, hay “alguien” que parece controlarnos.
En esa situación – que por desgracia, sólo podemos comprobar una ver despiertos -, es cuando se confirma la intrusión.
Lo más probable es que el sueño haya resultado extraño, y que hayamos
sentido que algo no marchaba como debía. Además, al despertar se produce
una manifiesta sensación de vulnerabilidad. Es como si nos estuviesen hackeando el sueño, porque dentro de él percibimos algo inexplicable e inquietante. Si
aun estando dormidos sentimos algo que nos parece ilógico, es una clara
señal de una presencia invasora, y por tanto, un elemento que demuestra
que estamos sufriendo un sueño telepático manipulador.
Como
imagino que más de uno deseará tener esta experiencia, dejo aquí unas
pequeñas pautas para intentarlo. Algo fundamental es hacerse con papel y
bolígrafo, y que la persona con la que deseamos contactar sea
conocedora de que nos vamos a comunicar con ella en sueños (enfoco el
tema desde un punto de vista voluntario, y no negativo ni manipulador).
Lo
primero de todo es que escribamos, antes de acostarnos, el nombre de la
persona con la que deseamos comunicarnos (hay que ponerse de acuerdo
con dicha persona para que haga lo mismo y al mismo tiempo).
Cuando ya estemos tumbados y relajados, trataremos de dormirnos
pensando en ella. Al despertarnos, anotaremos en el papel todos los
detalles del sueño: símbolos, personas, paisajes, objetos... Acto
seguido, hablaremos con la otra persona para preguntarle qué soñó, qué
símbolos vio o qué recuerda, y así poder comprobar si existe alguna
conexión.
Parece
fácil pero no lo es, por lo que hay que ser constante e intentarlo unas
cuantas noches seguidas. No obstante, la magia llega a producirse.
Transcurrido un tiempo, podremos comprobar que hemos llegado a soñar lo
mismo que otra persona que se encontraba a una distancia considerable de
nosotros. Fantástico ¿no?