Hace tiempo que deseaba escribir en el blog acerca de este asunto, y por fin se presenta la oportunidad. El motivo de escribir este artículo es debido a que, muchas veces, recibo a personas en mi consulta que vienen muy confundidas respecto al tipo de respuesta o ayuda que yo les puedo facilitar. Por lo que explican cuando les pregunto, observo que la gran mayoría suele cometer el mismo error al valorarnos a todos de la misma forma. Por eso, en esta ocasión, voy hablar de esos errores que, con frecuencia, desvirtúan nuestra labor como tarotistas profesionales.
Por regla general, estos son los cuatro aspectos más importantes, y también más equivocados, que la gente tiene al valorarnos en nuestra profesión.
Un/a tarotista tiene que ser vidente
Ésta es una idea muy extendida y generalizada. Parece que ambas cosas van unidas per se, es decir, que si eres tarotista o echas las cartas, automáticamente te cuelgan el sanbenito de que por obligación debes ser vidente.
Cuidado con este asunto, porque hay mucho fraude e intrusismo. Existen numerosas personas que se atribuyen el don de la videncia (y por desgracia, también el de saber leer el tarot), a manera de gancho para captar clientes, pero debo recalcar que la videncia y clarividencia son cualidades muy especiales, y muy pocas las personas que tienen la fortuna de poseer dicho don. En la mayoría de casos sólo son un gancho para que os gastéis el dinero con esa persona en lugar de con otra.
El destino de una persona es inamovible, y eso se ve con el tarot
Otra idea errónea. Muchos de los seguidores de mi blog sabéis que recalco algo a menudo: el tarot muestra tendencias, señala un camino y unas situaciones que pueden producirse SI SEGUIMOS ACTUANDO DE LA MISMA FORMA QUE HASTA AHORA.
Con esto quiero decir que las personas tenemos libre albedrío, y que si algo en nuestra vida no nos gusta, lo podemos cambiar modificando nuestra actitud y comportamiento respecto a dicha situación. En ese caso, la lectura que hicimos anteriormente del tarot cambiará. De ahí que este oráculo pueda indicarnos cómo se desarrollarán las cosas, pero en un plazo máximo de 6 meses. Más lejos de este tiempo, la lectura se desdibuja y las respuestas se diluyen quedando sólo simples bosquejos.
Con esto quiero decir que las personas tenemos libre albedrío, y que si algo en nuestra vida no nos gusta, lo podemos cambiar modificando nuestra actitud y comportamiento respecto a dicha situación. En ese caso, la lectura que hicimos anteriormente del tarot cambiará. De ahí que este oráculo pueda indicarnos cómo se desarrollarán las cosas, pero en un plazo máximo de 6 meses. Más lejos de este tiempo, la lectura se desdibuja y las respuestas se diluyen quedando sólo simples bosquejos.
En ocasiones, me molesta que algún cliente me diga: “pues en cierta ocasión fui a una tarotista, y me dijo que conocería a un hombre cuando me quedase viuda, me volvería a casar y me compraría una casa en la playa”. Y además me lo dice como si no existiese otra posibilidad en su vida. En ese momento le pregunto si dicha predicción se cumplió, y al negarlo ella, le tengo que explicar lo que aquí estoy haciendo, es decir, que el tarot no hace predicciones para toda la vida, y que en algún momento de su vida, ella pudo cambiar su comportamiento y sus decisiones, y eso alterar su futuro.
Por eso es bueno repetir las consultas al menos cada 6 meses, como le ocurrió a la señora del ejemplo. Los pronósticos que le habían hecho no se cumplieron, y tuvo que acudir a una nueva consulta.
La consulta de un/a tarotista debe tener cierto ambiente de misterio
Bueno, eso es algo muy discutible y depende de los gustos. Hay personas que buscan encontrar un ambiente recargado y esotérico como símbolo de que la cartomante es experimentada, y otras que huyen totalmente de ese tipo de consulta. Como Los tarotistas abrimos las cartas, leemos lo que el tarot nos cuenta, y se lo transmitimos de la manera más clara posible al consultante, pero quiero recalcar que no estamos para resolver sus problemas, sino para ORIENTARLES acerca de lo que deben hacer para encauzar su vida.Nosotros no podemos actuar por ellos, ni tomar partido en tal o cual asunto. Somos meros observadores de la situación, que leemos una especie de mapa con coordenadas, y transmitimos las salidas, soluciones, consejos y forma de actuar que los arcanos nos indican. Después, está la libertad del propio consultante, su decisión, su voluntad para iniciar esa serie de pasos y llegar a donde las cartas le encaminen. Eso si quiere hacerlo; también tiene la posibilidad de dejarlo todo como está, claro.
Como antes decía, hay mucho intrusismo en este mundo, y algunas personas que desconocen por completo cómo leer el tarot se envuelven en un halo de misterio, parafernalia y palabrería para tapar su falta de conocimientos. El consultante queda entonces confundido y atrapado por el engaño, y no recibe una buena ni certera respuesta a sus preguntas, aunque eso sí, su dinero se quede sobre el tapete del estafador. Por eso ¡cuidado con este tema!
Un/a tarotista va a resolver todos tus problemas
Muchas personas creen que los tarotistas somos magos que resolvemos cualquier problema por artículo de gracia. Es muy habitual que alguien llegue a la consulta, se siente, y parezca decirte: resuelve todos mis problemas. Obviamente, esto no es así, y esta actitud a menudo nos genera una gran impotencia a los que nos dedicamos, de manera seria y profesional, al arte de echar las cartas.
Los tarotistas abrimos las cartas, leemos lo que el tarot nos cuenta, y se lo transmitimos de la manera más clara posible al consultante, pero quiero recalcar que no estamos para resolver sus problemas, sino para ORIENTARLES acerca de lo que deben hacer para encauzar su vida.Nosotros no podemos actuar por ellos, ni tomar partido en tal o cual asunto. Somos meros observadores de la situación, que leemos una especie de mapa con coordenadas, y transmitimos las salidas, soluciones, consejos y forma de actuar que los arcanos nos indican. Después, está la libertad del propio consultante, su decisión, su voluntad para iniciar esa serie de pasos y llegar a donde las cartas le encaminen. Eso si quiere hacerlo; también tiene la posibilidad de dejarlo todo como está, claro.
Un/a tarotista sabe el momento exacto en que van a suceder las cosas
Llegamos aquí a uno de los temas estrella, el “CUÁNDO”. No me cansaré de repetir una y mil veces que el tiempo, el momento exacto en que se va a producir un suceso, es muy difícil de concretar, tanto con el tarot, como con las runas o cualquier otro oráculo. Quien os diga que lo puede precisar con exactitud, os está engañando, salvo que tenga una auténtica y genuina clarividencia, y muchas veces ni en ese caso.
Hay muchas maneras de acercarnos al momento en que algo puede suceder, pero no con una exactitud milimétrica. Por eso, cuando mis clientes me hacen la fatídica pregunta del “¿cuándo ocurrirá?”, siempre les digo que las fechas son aproximadas, y la horquilla de tiempo puede rondar las 2 ó 3 semanas, incluso hasta un mes.
Cuidaros mucho de los que anuncian a bombo y platillo que proporcionan fechas exactas. Si eso fuese verdad, el tarot perdería todo lo que tiene de oráculo y consejero, y se convertiría en una quiniela de fechas ¡A ver quién la acierta más! Pretender que se den fechas concretas es como tratar de averigüar cuántas ondas emitirá en el agua una piedra que hemos arrojado al río. Este simple ejemplo da respuesta a lo que de aventurado tiene preguntarle una fecha exacta a un tarotista. Procuremos ser sensatos.
Estoy convencida de que a la mayoría de los que leáis este artículo se os ocurrirán más errores de concepto. Reflexionad sobre lo que os he comentado, y no cometáis los errores de bulto que aquí he señalado. Otro día hablaré precisamente de lo contario, es decir, de qué debemos buscar en un buen profesional del tarot.