martes, 14 de noviembre de 2017

EL MISTERIO DE LOS SUEÑOS COMPARTIDOS


 

Hace poco escribía un artículo referente a los sueños telepáticos en el que hacía alusión a las peculiaridades de este fenómeno onírico. A los pocos días, en el programa radiofónico LOS MISTERIOS DE ANAIS me solicitaron que hablara de ellos más ampliamente.

Al hilo de este tema, en dicha emisión su directora y presentadora me preguntó acerca de la diferencia o similitud entre los sueños telepáticos y los sueños compartidos. Lo cierto es que habitualmente se suelen confundir creyendo que son lo mismo. Tras aclarar que no lo son aunque se asemejen, me vino la idea de escribir este artículo de hoy al considerar que quedaron muchos temas en el tintero por falta de tiempo. Y es que los sueños compartidos son un fenómeno muy especial.

Como norma general, los sueños compartidos – también llamados “sueños mutuos” -, solemos tenerlos con personas con las que nos une algo, ya sea una relación personal, laboral o de cualquier otro tipo; es decir, personas con las que nuestras vidas se entrecruzan en algún momento. No obstante, también se pueden producir con alguien con el que apenas nos una nada. Como es lógico, este tipo de sueños parten de los telepáticos, que son aquellos donde dos o más soñadores se citan en sueños y comparten un escenario, real o imaginario. Ahí se reúnen y comparten experiencias, encuentros, aprendizajes o cualquier otro tipo de cosa.

Según la definición que les dio el profesor Hornell Hart en su obra “Towards a New Philosophical Basis for Parapsychological Phenomena” (1965) "los sueños compartidos son aquellos en los que dos o más soñadores se sueñan el uno al otro en una situación en común en el tiempo-espacio, e independientemente recuerdan sus alrededores, su conversación o sus interacciones dentro del sueño". También el psicólogo de la Universidad de Stanford, Stephen LaBerge, habla de ellos diciendo que los “sueños mutuos” sugieren que en ocasiones, el mundo de los sueños puede ser tan real como el mundo físico. Esto se debe a que el principal criterio para dicha "objetividad" es que una experiencia sea compartida por más de una persona, lo cual supuestamente ocurre en este tipo de sueños.


Partimos de la base de que los sueños son sucesos que produce nuestra mente inconsciente, y por ello, los hechos que vemos en esas escenas oníricas pueden reproducirse también en otras personas, aunque no sean exactamente de la misma manera. Esto mismo ya lo pensaban en la Antigua Grecia, donde se consideraba que los sueños conformaban una especie de realidad alternativa, a la que nuestra mente podía acceder dependiendo de las inhibiciones o reglas morales de su propia imaginación. Incluso se refieren anécdotas del Yoga Tibetano de los Sueños, o de los libros de Carlos Castaneda, donde es posible viajar a espacios oníricos en los que se puede tener interacción consciente con diferentes personas o entidades.

Compartir los sueños es un fenómeno muy recurrente en el mundo de los libros y las películas (como la más famosa hasta el momento, Inception), aunque en la vida real todavía no hemos sido capaces de explicar este tipo de experiencias. Se han realizado estudios para investigar el fenómeno del sueño compartido y la ciencia siempre se ha mostrado muy escéptica sobre su existencia. Sin embargo, los sueños compartidos suelen ser bastante habituales, más de lo que pensamos. Al parecer, son en principio una coincidencia que puede producirse porque dos o más personas (normalmente sólo dos), abordan de manera simultánea un mismo asunto que les preocupa hondamente.

Yo misma he sido consciente de ello en varias ocasiones al cotejar, de manera casual, mi sueño con lo que había soñado mi marido. Y puedo garantizar que la perplejidad es mayúscula al comprobar que hemos estado juntos en un sueño, compartiendo de manera espontánea vivencias y escenarios idénticamente exactos.


 En realidad, y como ya se sabe desde hace muchos años tras la magnífica obra de Carl G. Jung, todos estamos conectados de mil formas insospechadas por vínculos que ahora comienza a estudiar con interés la ciencia, y que el famoso psiquiatra suizo englobó dentro de los famosos arquetipos y el inconsciente colectivo. Al fin y al cabo, que dos personas sueñen lo mismo no es menos extraño que el adivinar o intuir lo que piensa alguien con quien tenemos un fuerte lazo emocional. Además, lo curioso es que ahora la ciencia comienza a doblegarse ante los términos de precognición y clarividencia para este tipo de fenómenos oníricos.

Según algunos científicos, la mejor explicación para los “sueños mutuos” está asociada a las conversaciones, reuniones u otras actividades que comparten las personas, y que son procesadas en sus sueños a la siguiente noche. Sin embargo, esta teoría no acaba de explicar cómo personas que no han tenido experiencias conjuntas compartan sueños, y además los recuerden o interactúen en ellos. En la actualidad, la Física Cuántica propone que toda la energía y la materia del universo están conectadas, de modo que lo que afecta a una porción minúscula del todo, afecta también al todo. Nuestras mentes, lejos de estar al margen de esa conexión, tal vez se enlacen de forma que no logramos comprender del todo, y por eso mismo nos dejan una sensación que varía entre el asombro y la inquietud.

Existen muchas experiencias reportadas por gran cantidad de personas en todo el mundo, en las que constatan que dentro de los sueños compartidos o mutuos, las personas pueden experimentar dos etapas distintas. Por un lado están los SUEÑOS NO LÚCIDOS, típicamente incoherentes y en los que cada persona manifiesta eventos revelados. Aunque las personas que comparten el sueño son conscientes de la presencia uno del otro, no llegan a comunicarse en el sueño, y ni siquiera saben en el momento que están experimentando el sueño compartido. Por otro lado, están los SUEÑOS LÚCIDOS, en los que ambos soñadores son conscientes de la presencia de la otra persona. Además, pueden interactuar y son conscientes de que están en un estado de sueño.

Hoy se sabe que existen dos modalidades básicas de sueños compartidos: los de Encuentro y los de Encaje. Los primeros son aquellos en que los soñadores pueden verse mutuamente y entender que están compartiendo el sueño, y que además pueden interactuar en él. Los de Encaje se caracterizan porque los soñadores no se ven y no saben que han tenido un sueño compartido, es decir, no interactúan entre sí. Solamente lo comprenden o se enteran de ello cuando se cuentan sus sueños y los cotejan.

Como se puede apreciar, el tema de los sueños compartidos es tan interesante como complejo. Por eso, la famosa frase de Tim Leary cobra una gran importancia en este caso: “el cerebro está conformado para diseñar realidades”. Pero claro, a partir de este punto cabe también cuestionarse la siguiente pregunta ¿cuál es la verdadera y tajante diferencia entre los sueños y la realidad?

 



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