domingo, 19 de abril de 2015

EL MUNDO DE LOS SUEÑOS



"Existe un mundo paralelo al que conocemos, y en el que nos adentramos cada noche. Cuando nos dormimos, abandonamos el consciente para sumergirnos en un estado onírico regido por el inconsciente. Esto origina un cambio radical en nuestra mente, que vibra a diferente frecuencia durante ese tiempo. Hasta fechas recientes se creía que el cerebro descansaba durante el sueño, pero se ha comprobado que esta idea es errónea. Los estudios obtenidos demuestran que trabaja más intensamente en dicho estado que en el de vigilia, lo que ha causado un enorme desconcierto en el mundo de la ciencia.

Venimos a dormir unas ocho diarias; por tanto, pasamos durmiendo un tercio de nuestra vida. Este periodo de descanso es necesario por varios motivos, como la recarga muscular y orgánica de nuestro cuerpo, que necesita reponerse tras los esfuerzos del día, pero sobre todo es vital para nuestra salud psíquica. Esto se debe a que la mayor parte del tiempo que dormimos nos la pasamos soñando. Es una evidencia que no podríamos vivir sin hacerlo, porque los sueños son una válvula de escape para nuestros problemas. Además, actúan canalizando nuestra curación, pues mientras soñamos somos más vulnerables a las energías del universo.

El abandono progresivo del cuerpo durante el periodo del sueño es un proceso natural. En la fase inicial de somnolencia, atravesamos un estadio de ruptura de lazos con nuestro mundo consciente. Si no caemos dormidos de forma inmediata, se producen diversas sensaciones, como mareo, impresión de estar flotando o sentimiento de irrealidad si alguien nos habla. Está comprobado que el oído es el último sentido que se pierde al dormir. Según mi propia experiencia, este aspecto resulta incuestionable. En alguna ocasión en que comienzo a dormirme y escucho la voz de mi marido hablándome de algún suceso del día, tengo la sensación de que él se encuentra en un plano distinto al mío. Realmente es eso lo que sucede.

De igual modo que el ser humano no puede vivir sin soñar, tampoco lo pueden hacer los animales de sangre caliente, que sueñan en distinta proporción de tiempo dependiendo de la especie a la que pertenecen. Sin embargo, los de sangre fría no lo hacen jamás, ya que se sumergen en un letargo durante el tiempo en que descansan. En el mundo de los humanos, son los bebés los que más tiempo permanecen durmiendo y soñando. Conforme avanza la edad, la cantidad de tiempo disminuye de forma paulatina".
(Extractado de mi libro "La energía de la vida").

Todo esto que aquí plasmo no es mas que una pincelada de la profunda fascinación que siento ante  el mundo onírico, en el cual he tenido relevantes "aventuras". Por eso, a partir de hoy, iré desgranando poco a poco todas aquellas experiencias que he tenido en el mundo de los sueños, todo lo que ha ido aconteciendo, así como mis pensamientos, reflexiones y lo que voy descubriendo conforme la vida me trae nuevas vivencias.

Espero que os unáis a esta aventura. Sed bienvenidos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario