Hace
pocos días he vivido una situación que, aunque no es la primera vez que
me ocurre, en esta ocasión, aparte de sorpresa me ha dejado un
desagradable sabor de boca. Muchos pensarán que puede ser una
premonición; tal vez lo sea, pero debido a las características del sueño,
entiendo que pudo existir simplemente una conexión espacio-temporal con
esa persona (a la cual no conozco personalmente), que me permitió
visualizar lo que le iba a ocurrir tan sólo unas horas después. Aclaro
esto porque porque considero que tal vez los sueños premonitorios deben
tener una cierta antelación de días o semanas, aunque en este caso fue
de escasas horas.
En mi sueño,
el pasado miércoles por la noche, me encontraba en un hospital
esperando a que me atendiesen para curarme de un corte fortuito que me
había hecho en una pierna tras un accidente doméstico. De la herida
brotaba abundante sangre, por lo que el asunto requería una cura
inmediata de urgencias. En dicho hospital los medios eran algo escasos y
precarios, y había una inminente falta de personal para atender
debidamente a los pacientes (¡cosa nada extraña en nuestro país en estos
tiempos que corren!).
Yo
protestaba porque tardaban en atenderme, dado que conforme avanzaban
los minutos manaba más sangre de mi herida. Una enfermera algo inexperta
e insegura se acercaba para tratar de ayudarme, pero lo hacía con
escasa pericia, por lo que mi irritación iba en aumento. Yo sabía de
antemano que mi herida no era grave si se desinfectaba y curaba bien lo
antes posible; de ahí que la urgiese para que actuara debidamente.
Mientras observaba las inexpertas manos de la muchacha tratando de
solventar el asunto de la mejor manera posible, escuchaba a alguien
decirle a otra mujer (a la cual yo no veía, pero sí intuía) que su
dolencia se debía a que tenía un cáncer. Yo no acertaba a verles la cara
a los que llevaban esa conversación, pero sí resonaba en mis oídos el
diagnóstico, y en mi fuero interno me lamentaba de la noticia que le
estaban dando a aquella mujer, que sollozaba amargamente.
El sueño
terminó abruptamente ahí, y me desperté de golpe y con desasosiego.
Estaba amaneciendo, por lo que deduje que lo que había soñado tenía
cierta relevancia. Es precisamente al amanecer cuando se producen la
mayoría de sueños premonitorios, o bien cuando acceden a nuestro estado
onírico seres de otros planos para darnos cualquier tipo de noticia. Al
menos, es cuando a mí me suele suceder.
Lo relevante es que esa misma mañana, transcurridas escasas horas del sueño
que acabo de relatar, un cliente al que llamaré Ramón para preservar su
intimidad, me telefoneó desesperado pidiéndome una consulta. En aquel
momento yo no le podía atender por estar con otra clienta, así que le
dije que en una hora podríamos hablar. Al escucharlo tan agitado y
nervioso, le pregunté preocupada qué era lo que ocurría, a lo cual él me
respondió: “A mi madre le acaban de comunicar que tiene un cáncer”.
Como podéis suponer, me quedé unos segundos sin saber qué contestar,
primero por la dureza de la noticia, y segundo porque a mi mente acudió
de inmediato el sueño que tuve pocas horas antes.
Nada más despedirlo, y conforme regresaba a mi consulta con la otra persona, pensé en el significado de mi sueño
de esa misma noche. ¿Había sido una premonición? ¿Me adelanté en el
espacio-tiempo? ¿Me prepararon para poder consolar a su hijo horas
después?
Siempre
me surgen un montón de preguntas cuando tengo experiencias de este
tipo, porque mi mente trata de entender de una manera racional lo que la
ciencia todavía está intentando explicar. Confío en que, sea cuando
sea, lo logren.
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