Aunque muchos profesionales del Tarot aplican el enfoque psicológico de Jung a su trabajo, siempre ha existido la duda de si el propio Jung sabía mucho o más bien poco acerca de esta mancia. Dicho de esta manera suena un poco fuerte, pero tal es la cuestión que a muchos de los que trabajamos con el tarot nos ha podido acechar en algún momento. Sin embargo, se sabe que Jung tenía más conocimientos de lo que pensamos, y que le hubiese gustado explorar más a fondo este asunto si el tiempo dedicado a su trabajo se lo hubiese permitido.
Buceando en información de la red y en libros que poseo en mi biblioteca particular, he encontrado algunas de sus referencias a los distintos arcanos y al oráculo del tarot en sí. En algunas de ellas se advierte que su conocimiento del verdadero origen del Tarot no estaba del todo definido, pues en Septiembre de 1930 ya le escribió a una tal señora Eckestein diciéndole: “ Sí, sé lo del tarot. Por lo que he averiguado, es un paquete de cartas usadas originariamente por los gitanos españoles. Son las mas antiguas que se conocen por ahora, y todavía se utilizan con fines adivinatorios.” (Hay que matizar que Jung no estaba en lo cierto en este sentido, pues la actual investigación histórica no habla para nada de que los gitanos fueran los primeros que las usasen, ni de que fueran las cartas de adivinación más antiguas que existían. El Tarot apareció realmente y por primera vez en el norte de Italia en torno a 1440).
El 1 de marzo de 1933, Carl Jung habló sobre el Tarot durante un seminario que estaba llevando a cabo, demostrando que estaba un poco más familiarizado con estas imágenes de lo que hubiéramos pensado en principio. Esta es una transcripción de sus palabras, de las cuales he extractado sólo aquello que más interesa al caso (deseo puntualizar que he obviado partes más teóricas y comprimidas de su ponencia, extrayendo sólo las ideas generales que puedan orientar acerca de su filosofía del tema):
“El tarot es un juego de naipes, y los ejemplares más antiguos datan del siglo XV. Estas cartas son realmente el origen de nuestra baraja de cartas, en las que el rojo y el negro simbolizan a los opuestos, y la división de cuatro tréboles, picas, diamantes y corazones también pertenece a la simbología del individuo. Son imágenes, símbolos psicológicos con los que uno juega, como el inconsciente parece jugar con su contenido. Se combinan de determinadas maneras, y las diferentes combinaciones se corresponden con el desarrollo lúdico de los acontecimientos en la historia de la humanidad.
Los naipes originales del Tarot consisten en las cartas ordinarias, el rey, la reina, el caballero, el as, etc. Sólo los números son algo distintos. Además, hay 22 cartas que representan símbolos o imágenes de situaciones simbólicas. Por ejemplo, el símbolo del sol, o el símbolo del hombre colgado por los pies, o la torre alcanzada por un rayo, o la rueda de la fortuna, etc. De esa manera, ordenan las ideas arquetípicas diferenciando unas de otras, y cuando se mezclan con el flujo del inconsciente, dan lugar a una serie de mensajes que se pueden aplicar utilizando un método intuitivo para entender el fluir de la vida, e incluso y con bastante probabilidad, la predicción de eventos futuros. Sea como sea, permiten la lectura de las condiciones del momento actual.
El hombre siempre ha sentido la necesidad de encontrar un acceso, a través del inconsciente, para alcanzar el significado de una situación real. Hay una especie de correspondencia, o una semejanza, entre la condición que prevalece en lo cotidiano y la condición del inconsciente colectivo. Por ejemplo, en el Tarot hay una figura hermafrodita llamada El Diablo.
Eso, en alquimia, sería el oro. En otras palabras, un intento de la unión de los opuestos, aunque en la mentalidad cristiana aparezca como diabólica, algo malo que no está permitido, algo que pertenece a la magia negra”.
[Todo lo anterior ha sido extraído de: Visions: Notes of the Seminar given in 1930-1934 by C. G. Jung, editado por Claire Douglas. Vol. 2. (Princeton NJ, Princeton University Press, Bollingen Series XCIX, 1997), p. 923.]
En The Archetypes of the Collective Unconscious (CW, Vol. 9:1, para 81), traduzco un párrafo que Jung escribió:
“Si uno quiere formarse una imagen del proceso simbólico, las imágenes que se encuentran en la alquimia son buenos ejemplos. También parece como si el conjunto de imágenes que aportan las cartas del Tarot sea un proceso simbólico que muestra lo positivo y lo negativo, la pérdida y la ganancia, la luz y la oscuridad”.En 1950, Carl Jung decidió que los miembros de su equipo de trabajo localizasen distintas formas para explorar el inconsciente colectivo. Uno de ellos, Hanni Carpeta, se encargó de investigar el Tarot y enseñarle a Jung cómo leer los naipes. Entonces decidieron que, por su conformación, el antiguo Tarot de Marsella era el único que poseía las propiedades y cumplía los requisitos metafóricos para poder extraer lo más profundo de los textos alquímicos.
Pero, ¿qué había detrás de que Jung desease reunir todo este material? ¿qué era lo que pretendía? Hacia el final de su vida, Jung decidió que los miembros de su equipo de trabajo localizasen distintas formas para explorar el inconsciente colectivo. Uno de ellos, Hanni Carpeta, se encargó de investigar el Tarot y enseñarle a Jung cómo leer los naipes. Entonces decidieron que, por su conformación, Jung sugirió que los casos en los que se podía suponer que capa arquetipo del inconsciente estaba constelada o marcada en nuesra vida - por ejemplo, un grave accidente, un conflicto de separación o divorcio, una enfermedad...-, se debía investigar la situación haciendo que la gente se involucrase en un procedimiento adivinatorio, fuese el que fuese: I Ching, Tarot, calendario de adivinación mexicana, horóspocos de tránsito o lectura geomántica. Si la hipótesis de Jung era exacta, los resultados de todos estos procedimientos debían converger.
Para Carl Jung, las imágenes de los sueños arquetípicos y las imágenes de los grandes mitos y religiones tenían un gran ascendente sobre el conocimiento absoluto del ser humano, de tal forma que siempre parecen contener más de lo que podemos asimilar de manera consciente, aunque sea a través de interpretaciones elaboradas. Los arquetipos siempre conservan y conservarán una cualidad inefable y misteriosa que puede revelarnos más de lo que podemos llegar a saber de nosotros mismos.
Aunque no englobaba directamente toda su amplia teoría y estudio, Carl Jung reconoció, sin embargo, que el Tarot representa a los arquetipos de transformación que se han encontrado en los mitos, los sueños y la alquimia, y que además son muy parecidos, por tener característica similares, a otras técnicas adivinatorias como el I Ching y la Astrología. Por encima de todo, Jung creía que una persona podría utilizar un método intuitivo como el Tarot, que refleja el inconsciente colectivo, para entender el significado de un momento concreto en el presente, o una condición predominante en nuestra vida.
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