viernes, 6 de diciembre de 2024

Samhain, la fiesta de los difuntos

 

 

En varias ocasiones he escrito respecto a esta festividad que se aproxima, y que es de gran importancia para el ser humano, sea o no creyente de alguna corriente religiosa. Incluso si no lo es de ninguna. Digo esto porque hay muchas personas que pasan por alto un momento del año que ya desde la Época del Bronce se tenía muy en cuenta. Desde nuestro pasado más ancestral se ha venido recordando a nuestros difuntos y tratando de entablar una comunicación entre mundos en la noche del 31 de Octubre.

 

La Noche de Difuntos, Samhain, Samaín, Halloween, Noche de las Ánimas, Noche de Almas... llamemosla como queramos, es un momento de nuestro ciclo vital en que la religión, y por ende, los ritos funerarios, aparecen como respuesta o necesidad del hombre ante un hecho consustancial a la vida como es la propia muerte, es decir, la desaparición física del ser querido, aunque su permanencia sea eterna en el recuerdo.

 

En la tradición clásica ya existía una concepción especial para el inframundo. Por ejemplo, en la Antigua Roma se celebraba una fiesta muy concreta para recordar a los difuntos. Era la Parentalia (el 13 de febrero), y estaba destinada a honrar a los familiares fallecidos. La llegada de los romanos y del cristianismo consiguió que muchas de las antiguas tradiciones celtas acabasen desapareciendo, dando paso así a otras festividades de carácter religioso, como el Día de Todos los Santos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el auténtico origen de esta festividad se remonta a más de 3000 años. Aunque se suele asociar con Irlanda, esta tradición se extendió por otros muchos territorios, erigiéndose como la más importante de la Europa pagana.

 

Remontándonos a sus orígenes primigenios, no existe una fecha fija para esta celebración. Se cree que se extendía durante una semana, en torno a los días 6 y 7 de noviembre, es decir, a mitad del equinoccio de otoño y el solsticio de invierno.

Originariamente, la "Fiesta de los Muertos" se celebraba en los territorios célticos, dejando para los “muertos curiosos”, comida como ofrenda en los altares o en la entrada de la puerta de casa. Simples velas eran encendidas y dejadas en las ventanas para ayudar a guiar a los espíritus de antecesores y de los seres queridos a su hogar. Se ponían más sillas en las mesas y alrededor de las chimeneas para los invitados invisibles, y también se colocaban manzanas en las aceras y en los caminos para los espíritus perdidos o que no tenían descendientes.

 

Con la llegada del cristianismo, la fecha pasó a celebrarse el 13 de mayo, que fue considerado como el Día de Todos los Santos. Fue el Papa Gregorio III quien, en el año 741, cambió ambas festividades al 1 de noviembre. Con el siguiente Papa, Gregorio IV, la fiesta, ya celebrada de manera universal, empezó a celebrarse en la vigilia del día 31 de octubre. De ahí que se acuñara la denominación inglesa de «All Hallow’s Eve», que se traduce como «Vigilia de Todos los Santos» hasta que, finalmente con el tiempo, pasó a conocerse como Halloween.

 

¿Qué sucede realmente en la noche del 31 de Octubre?

El 31 de octubre no es cosa de las películas de Hollywood y las tierras anglosajonas. Lo que popularmente conocemos como "Halloween" viene de una ancestral tradición celta, una noche para despedir el buen tiempo, honrar a los antepasados y mantener alejados a los malos espíritus. La auténtica palabra gaélica “Samhain” (pronunciada sowin), originaria de esta festividad, literalmente significa “fin del verano”. Por eso, los celtas conmemoraban el cambio de estación de verano a invierno y el comienzo de un nuevo ciclo, de un nuevo año.

 

Durante unas horas, el mundo de los vivos y el de lo muertos se interconectan, y la frontera que separa a ambos mundos se resquebraja y vuelve muy delgada, facilitando que los espíritus puedan campar a sus anchas por nuestro mundo. Esas puertas del más allá se abren para que los difuntos visiten el plano que han dejado al morir.

 

Los celtas realizaban diversos ritos sagrados en los que intentaban comunicarse con los difuntos, homenajeando a los que eran benévolos, y tratando de alejar a los que querían hacerles daño. Se servían de máscaras escalofriantes y fuego para ahuyentar a los malos espíritus, de donde se piensa que pudo venir la actual tradición de disfrazarse. A los buenos, por su parte, les dedicaban banquetes y ofrendas.

 

Por eso, existe la costumbre de realizar rituales que espanten a los malos espíritus. Dar luz a los muertos para que encuentren su camino hacia el más allá, rendir culto a los ancestros, despedir el verano y agradecer por las cosechas son los motivos que confluyen en esta fecha para conmemorarla. Antiguamente, la costumbre era dejar comida y dulces fuera de sus casas a manera de ofrenda. Por otro lado, también era común encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y un justo descanso junto al dios Lugh. Y como no, se hacían los rituales que antes mencionaba.

 

Estos tenían un carácter purificador para despedir el año. De ahí que hasta nuestra época haya llegado esa tradición de realizarlos, no sólo rindiendo culto a los que ya no están, sino también para festejar ese momento de la naturaleza en que se produce el final de la cosecha de tubérculos y hortalizas, como por ejemplo la calabaza. Ese es el motivo de que sea una de las principales protagonistas de estas fechas del año.

 

¿Cuándo se celebra Samhain?

Samhain se celebra justamente la noche del 31 de octubre. Este día, no en balde, es considerado como el Año Nuevo Celta. Coincide con el final del verano y la llegada de la estación otoñal, considerada por ellos como la estación oscura. Puesto que es una fecha apreciada como final de un año y comienzo de otro, se piensa en ella como una fiesta de transición en la cual la puerta al otro mundo permanece abierta.

 

Es un momento mágico en el que los mundos se tocan. Es hora de recordar a los ancestros y rendir tributo a los antepasados que han fallecido. En este momento del año nos liberamos de las debilidades. Es también un tiempo propicio para la adivinación, ya que se abre el portal hacia el mundo de los muertos.

 

Por eso, es una época idónea para saber qué nos espera en el año venidero, y para utilizar las mancias adivinatorias como el tarot, la bola de cristal, el péndulo o diferentes oráculos. Esto sucede porque se dan un cúmulo de circunstancias, como cambios de temperatura, ciclos de la naturaleza, oscilaciones del ocaso y del alba, propiciando todo ello una mayor visión o intuición de lo que realmente sucede entre planos.

 

Samhain no es y nunca ha sido malvado o negativo. Es un tiempo para reafirmar nuestra creencia en la unidad de todos los espíritus (almas de vivos y muertos), y nuestra resolución firme de que la muerte no es el final de nuestra existencia.




RITUALES PARA CELEBRAR SAMHAIN

 


A pesar de que se producen en momentos similares y contienen temas similares, Samhain y Halloween no son, en realidad, la misma festividad. Halloween, abreviatura de All Hallow's Eve, se celebra alrededor del 31 de Octubre, y tiende a estar más centrado en la familia. Por otro lado, Samhain tiene un enfoque más religioso para los practicantes.

 

Hace ya bastante tiempo escribí un artículo respecto al origen de esta celebración, por lo que en esta ocasión no me voy a extender en ello. Sin embargo, sí lo haré en otros aspectos que muchas veces se pasan por alto respecto a estas celebraciones. También voy a dejar una serie de consejos por si alguien desea practicar esta festividad como marca la tradición.

 

Es cierto que hay algunas celebraciones más alegres en honor a los muertos a través de Samhain, pero el tono subyacente es el de una práctica religiosa seria en lugar de una recreación fingida y desenfadada. Hoy día, los ritos paganos de Samhain, aunque sombríos, son benevolentes, y aunque se centran en la muerte, no implican sacrificios humanos o animales. Una importante diferencia entre Samhain y Halloween es que la mayoría de los rituales de Samhain se llevan a cabo en privado, y no en público.

 

Si alguien desea comenzar a honrar esta tradición pagana, es posible que se pregunte cuándo empezar. Hay que matizar que el momento de estas celebraciones contemporáneas varía según la tradición espiritual, y también la geografía. La mayoría de los practicantes celebran Samhain durante el transcurso de varios días y noches, y dichas celebraciones generalmente incluyen una serie de ritos en solitario, así como ceremonias, fiestas y reuniones con familiares, amigos y comunidades espirituales, si es que se mueven en entornos de ese tipo.

 

Samhain no es una festividad espeluznante y morbosa obsesionada con la muerte, como algunos tienden a pensar. Lo que sí busca son temas más profundos, vinculados con los ritmos de la naturaleza. En muchos lugares, estas fechas coinciden con el final de la temporada de crecimiento y recolección. La vegetación muere con las heladas, y por tanto, literalmente la muerte flota en el aire.

 

Esto contribuye a la antigua noción de que en Samhain, el velo que separa el mundo de los vivos y los muertos se vuelve extremadamente fino, lo que facilita el contacto y comunicación entre ambos. Para aquellos que han perdido a sus seres queridos en este año, los rituales de Samhain pueden ser una oportunidad para cerrar el duelo. Durante estos días, también se ayuda a que los que ya partieron se adapten mejor a su llegada al Otro Lado, pudiendo hasta comunicarse con nosotros.

 

Hay muchos rituales que podemos realizar para celebrar Samhain. Aquí os dejo algunas ideas (y ninguna de ellas implica un sacrificio de vida, como algunos temen):

 

RITUALES PARA SAMHAIN

  1. Caminar por la naturaleza

Es bueno dar un paseo tranquilo y reflexivo por una zona con naturaleza cercana a nuestra casa, observando los colores, aromas, sonidos y otras sensaciones de esta época del año. Sentirnos parte del Círculo de la Vida, y reflexionar sobre la muerte y el renacimiento como una parte importante de la naturaleza, es lo más importante. Si el lugar que visitamos lo permite, recolectamos algunos objetos naturales, y a nuestro regreso, los usamos para adornar nuestro hogar.

 

2.- Preparar un altar para estas fechas

Si se es nueva/o en la tradición pagana y no se tiene un altar permanente en ningún lugar, se puede preparar fácilmente una mesa para dejarla instalada durante los tres días previos a Samhain. Decoraremos el altar con símbolos de finales del otoño, como:

  • Nueces, bayas, panes negros.

  • Hojas secas y bellotas.

  • Una cornucopia llena de abundantes frutas y verduras.

  • Sidra caliente o vino.

  • Calabazas, calabacines y tubérculos.

 

3.- Ceremonia de Samhain

Se comienza preparando una comida para la familia, centrándonos en frutas, verduras, y carne de caza silvestre si es posible. Incluiremos una hogaza de pan negro de centeno, y una taza de sidra de manzana o vino. La mesa del comedor se decora con velas y un centro de mesa otoñal, colocando toda la comida en la mesa a la vez. Hay que considera la mesa del comedor como un espacio sagrado.

 

Después, nos reunimos todos los miembros alrededor de la mesa, y uno de ellos puede recitar lo siguiente: "Esta noche es la primera de tres noches en las que celebramos Samhain. Es el final de la cosecha. Los últimos días del verano y las noches frías nos esperan al otro lado. La generosidad de nuestro trabajo, la abundancia de la cosecha, el éxito de la caza, todo está ante nosotros. Agradecemos a la tierra por todo lo que nos ha dado esta temporada. Sin embargo, esperamos con ansias el invierno, una época de oscuridad sagrada".

 

La comida se comienza partiendo el pan negro, y arrojando después algunas migas fuera para los pájaros. Cuando hayamos terminado de comer, pondremos las sobres en el jardín, si lo tenemoss, como ofrenda para los muertos. Si no se tiene jardín, se pueden dejar unas horas en el alféizar de una ventana.

 

4.- Preparar un altar para tus antepasados

Con esta ceremonia se honra a nuestros familiares fallecidos. Hay que reunir fotografías, reliquias y otros recuerdos de familiares, amigos o incluso mascotas fallecidas. Todo ello se coloca en una mesa, junto con varias velas blancas. Se encienden en su memoria, y mientras lo hacemos, decimos en voz alta sus nombres y expresamos nuestros buenos deseos, agradeciéndoles haber sido parte de nuestra vida o linaje. Después hay que sentarse en silencio y prestar tención a lo que experimentamos. Es interesante anotar en un cuaderno o diario cualquier mensaje que recibamos. Este Altar de los Ancestros se puede crear sólo para Samhain o conservarse durante todo el año.

 

5.- Guía a los espíritus

Colocar una vela blanca de 7 días en la ventana para guiar a los muertos al Mundo de los Espíritus. Acto seguido, se enciende la vela y se dicen estas palabras: "¡Pequeña llama que ardes tan brillante! Sé un faro en esta noche. Ilumina el camino para todos los muertos, para que puedan ver su camino espiritual a seguir. Y con tu luz, dalez paz para que descansen con tranquilidad".

 

6.- Visitar una cementerio

Otra forma de honrar el fallecimiento de familiares y amigos es visitar y cuidar su tumba en un cementerio. Se recuerda lo que hicieron de bueno por nosotros, y se piensa sobre la forma en que ese ser querido continúa viviendo dentro de nosotros. Colocaremos una ofrenda en su tumba, como flores frescas, hierbas secas (el Romero es una gran opción), o agua fresca.

 

7.- Celebrar una sesión "especial"

Como ya he mencionado antes, se cree que Samhain es un tiempo de poca distancia entre los vivos y los muertos. Si hay alguien del Otro Lado con quien nos gustaría comunicarnos, ahora es un momento excelente, según la tradición pagana.

 

8.- Magia en la hoguera

Hay que encender una hoguera al aire libre si es posible, o encender el fuego en una chimenea si tenemos esa posibilidad. Si no es así, podemos prender velas o hacer fuego en un caldero pequeño. Escribiremos un hábito que tengamos y con el que queramos terminar, y echaremos el papel a las llamas mientras imaginamos que nos liberamos. Nos tenemos que imaginar también adoptando una nueva forma de ser más saludable, mientras nos movemos alrededor de ese fuego en el sentido de las agujas del reloj.

 

9.- Practicar la adivinación

Utilizando el tarot, las runas, o algún otro oráculo de adivinación, podemos buscar y reflexionar sobre los pasos a dar en los próximos meses. No hay que olvidar escribir un resumen de los mensajes que recibimos, y poner en práctica los consejos que nos lleguen por cualquiera de estos medios.

 

10.- Hierbas y especias

Hay muchas plantas que se relacionan estrechamente con Samhain. Algunas de ellas pueden ser la hierba gatera, el fresno de montaña, la artemisa, el gordolobo, las hojas de roble, las bellotas, el romero, la salvia... Con ellas podemos encontrar formas creativas para usarlas en la cocina y en nuestra casa como decoración.

 

Espero que con estas pinceladas que aquí os dejo, si lo deseáis podáis celebrar un Samhain especial y lleno de contenido para conmemorar estas fechas tan especiales.

 

 

 

CÓMO HONRAR A NUESTROS ANTEPASADOS EN SAMHAIN

 


Este año no os voy a hablar de nuevo acerca de lo que significa esta festividad que celebramos el próximo viernes por la noche. Ya lo hice en anteriores ocasiones, y aquí os dejo los links de los posts que colgué por si os interesa leerlos.


En esta ocasión os traigo algo más especial y que yo acostumbro a realizar en estas fechas. Para ello únicamente es preciso que tengáis la tradición de recordar a vuestros antepasados difuntos en estas fechas.

 

Este ritual se puede realizar la misma noche del 31 de Octubre, momento en que celebramos la entrada de Samhain y que corresponde a la Noche de Halloween, o hacerlo la tercera noche de Samhain, que coincide con el 2 de Noviembre. Curiosamente, para los paganos corresponde a la finalización de la celebración de la cosecha, y para los católicos a la aútentica Noche de Todos los Difuntos. ¿Casualidades o causalidades?

 

Pero vamos al ritual en sí. Lo primero que hay que hacer es decorar una mesa a modo de altar. En dicho altar colocaremos fotos de nuestros familiares difuntos, así como algún objeto que hayamos heredado de ellos. Si se tiene la suerte de poseer un esquema o gráfico de nuestro árbol genealógico, también es el momento ideal para utilizarlo colocándolo junto a las fotografías. A todo ello se pueden añadir postales o cualquier otro símbolo que consideremos  recuerda a nuestros difuntos.

 

Si además vivimos cerca de donde están enterrados los miembros de nuestra familia, se coge un puñadito de tierra del suelo y se añade también en el altar, no importa dónde lo coloquemos. En este caso, tener el altar sin un orden preestablecido no tiene importancia en esta noche tan especial, dado que cada uno de nosotros somos una mezcla de muchas personas y culturas diferentes. Otra cosa que no hay que olvidar es colocar algo de alimento, como un poco de pan, varias manzanas y un vasito con sidra o vino.

 

Por último, si algún familiar nuestro ha fallecido en este año, colocaremos una vela especial para él o ella en el altar, y dos más gruesas para el resto de nuestros difuntos, sobre todo si tenemos un montón de parientes a quiénes recordar.

 

Una vez que estén las velas encendidas, nos situaremos junto al altar acompañados de las personas de nuestra familia que deseen honrarlos. Entre todos los que se junten, la persona de más edad es la que debe de emitir la siguiente oración en voz alta:

 

Esta es la noche de la puerta de enlace entre nuestro mundo
y el mundo de los espíritus, y ese velo se vuelve más delgado.
Esta noche es una noche para llamar a aquellos que vinieron antes que nosotros.
Esta noche honramos a nuestros antepasados.
Espíritus de nuestros ancestros, os llamamos
y os invitamos a uniros a nosotros en esta noche.
Sabemos que estáis siempre cerca de nosotros,
y que nos protegéis y guiáis.
Esta noche os damos las gracias.
Y os invitamos a uniros a nosotros y compartir nuestra comida.

 

Después, prepararemos la mesa para cenar, donde colocaremos los platos para todos los comensales, colocando un servicio completo más en la mesa, esto es, plato, cubiertos, una silla.... Éste será para nuestros difuntos y deberá quedar vacante. La cena la serviremos con normalidad, aunque siempre debe ser servida por la persona de más edad, que irá colocando también en el plato vacío algo de comida.

 

Al margen de este pequeño ritual, dicha cena es un buen momento para compartir historias de nuestros antepasados difuntos, o de recordar momentos del pasado junto a ellos. Si lo deseáis, también podéis realizar un ritual así por vuestras mascotas desaparecidas. Ellas también tienen su alma y seguro que os lo agradecerán allá donde estén.

¡Feliz Samhain!

 

 

 

SAMHAIN (Noche de Halloween)

 

Para mí ésta es una noche muy especial, y por eso quiero dedicarle una nueva entrada en el blog. La noche del 31 de Octubre se celebra el sabbat de Samhain, también llamado por la mayoría de la gente, Noche de Halloween. Samhain es, para los wiccanos, el comienzo del nuevo año, pero también lo es para todos los que nos regimos por las leyes de la naturaleza como una máxima única y exclusiva en nuestra vida.

 

No voy a entrar de nuevo a explicar la procedencia de esta celebración en el mundo anglosajón, y que por ende se ha extendido a prácticamente todo el mundo. En esta ocasión, quiero hablar de por qué recibe también el nombre de Samhain, aunque para ser más exacta, Samhain (pronunciado sowin) fuese su nombre inicial, adoptando con el paso del tiempo, el de Halloween.

 

Muchos ya sabréis que los antiguos pueblos celtas, llegado el final de Octubre, solían celebrar una gran fiesta para conmemorar el final de la cosecha. Dicha fiesta fue bautizada con la palabra gaélica “Samhain”, que significa, etimológicamente hablando, “el final del verano”. Ésta era una noche muy especial para ellos, pues dentro del ciclo de la naturaleza, los días comenzaban a acortar seriamente su luz natural, tal como ocurre en la actualidad, y las tinieblas daban paso a la noche con gran rapidez.

 

Era y es una época en que las cosechas se acaban, la recolección de las hortalizas y tubérculos termina, y todo debe ser almacenado ante el periodo de carestía que se aproxima. Debido a este simbolismo, a esta muerte del Dios del Sol, el pueblo celta honró el momento con esta celebración, la cual ha perdurado hasta nuestros días. No obstante, esta fiesta ancestral ha sido reconvertida para la sociedad actual, y nada queda ya de los viejos rituales de los druidas, ni de los pueblos celtas que dominaron la mayor parte del oeste y centro de Europa durante el primer milenio antes de Cristo.

 

Dejando aparte el hecho histórico, hay que dejar claro que lo más importante es que Samhain representa el momento del año en que los mundos de la luz y las tinieblas se tocan y dan la mano. Como la oscuridad vence a la luz, hay que prepararse para un momento de letargo, reflexión y actividades acordes a este periodo del año en el que el sol dormita a menudo en este hemisferio norte. De ahí que el contacto con “el otro lado”, el mundo de los espíritus, sea máximo, y la noche, muy apropiada para rendir tributo a nuestros ancestros, así como a nuestros antepasados fallecidos.

 

También es un buen momento para liberarnos de nuestras debilidades, de la misma manera que en la antigüedad se hacía con el ganado pequeño y débil, que se sabía no iba a poder soportar el crudo invierno, y por eso era sacado de la manada y sacrificado. De ahí que uno de los rituales más importante que se pueda realizar sea la quema de todo lo que nos ha lastrado hasta ahora en una hoguera, un cuenco o un caldero (os remito a uno de los rituales que tenéis en este blog para dicha fecha).

 

Pero aparte de todo lo anterior, también os quiero invitar a disfrutar y divertiros. Esta es una noche bañada por un áura mágica, misteriosa y aterradora. Personajes terroríficos y hechizados – brujas, fantasmas, duendes, espírtus... -, salen de sus cuentos de leyenda para mezclarse entre los mortales, quienes se preparan con disfraces, bromas, pelucas, pinturas y películas de terror para recibirlos. No abandonéis ese ambiente festivo si ese es vuestro gusto, pero recordad también a vuestros antepasados ya difuntos, y rendidles el tributo y recuerdo que se merecen.

 

¡Feliz Samhain!

 

 

 

 

Noche de Halloween

 


Si ya de por sí el otoño es mágico, con esas tonalidades rojizas que parecen envolverlo todo y sumergirnos en un mundo de fantásticas leyendas, que este mes culmine en la noche de mayor embrujo del año lo hace aún más especial. Las lluvias van preparando a la tierra para su letárgico reposo invernal, y el nuevo año da comienzo para algunas culturas y creencias, especialmente las de los pueblos del norte. Éstos, acostumbrados a crudos y duros inviernos, se regían antiguamente por los ciclos de la naturaleza y despedían al año en estas fechas. Era el 31 de Octubre cuando se decía adiós a la mitad luminosa del año, y se daba la bienvenida a la mitad oscura. En esta época la cosecha terminaba, y con ella el reinado de Baal, el dios celta de la primavera y el verano. A partir del 1 de noviembre, entraba a reinar Samhain, el dios de la muerte.

 

Según el pueblo celta, el 31 de octubre por la noche se producía un intervalo entre esos dos reinados. Las fronteras entre lo natural y lo sobrenatural dejaban de existir, y los muertos aprovechaban el momento para deambular por el mundo de los vivos. Era por eso por lo que se celebraba "All Hallow's Eve" (posteriormente Halloween), noche en la que el velo entre ambos mundos se rasgaba fundiéndose en uno solo. El festival que se celebraba en estas fechas era considerado el "Festival de la muerte", y durante esas horas se podía tocar, palpar e incluso cruzar al mundo de los muertos.

 

La tradición cuenta que, en esos momentos, los espíritus de los fallecidos que todavía no habían continuado su camino hacia la luz, podían hacer acto de presencia. Si alguno de esos espíritus aún en tránsito era funesto, ponían sus Jack – o – lanterns, las famosas calabazas que tanto se comercializan hoy en día, y que con su cosecha real ponen fin a los frutos que la tierra da antes de sumergirse en el frío. Es típico vaciarlas y decorarlas con caras, pero lo que más se hacía en tiempos era colocar una vela encendida en su interior, ya fuese para convertirla en linterna que sirviera de guía e iluminase el camino a casa de los nuestros, como de elemento disuasorio para los espíritus no invitados.

 

Éste es un momento en el que se descorre el velo entre los dos mundos, y que favorece intensamente la adivinación. La noche es idónea para leer el tarot, consultar la bola de cristal, vigilar y anotar nuestros sueños y los mensajes que en ellos podamos recibir... aparte de realizar otros rituales como los que os he dejado en la pestaña correspondiente, disfrutar con vuestra gente de diversión, si sois de los que os disfrazáis, decorar vuestra casa con calabazas, o tan sólo poner vuestra linterna-calabaza en la puerta (ya sabéis que la podéis sustituir por una vela blanca).

 

Sea vuestra forma de celebrarlo la que sea, espero que aprovechéis todas esas fuerzas tan especiales que en esta noche de Halloween se dan cita.

 

¡Feliz Samhain!

 

 

 

 

SE ACERCA YULE

 


Es muy probable que a estas alturas la mayoría de vosotros sepáis que pasado mañana se celebra la festividad de Yule, la segunda celebración o sabbat más importante para los paganos, no sólo para los wiccanos como mucha gente me ha preguntado. Hay que tener en cuenta que la Wicca es una religión neo-pagana y biteísta (creen en un dios y una diosa), creada en el siglo XX, y que aglutina una serie de saberes y rituales de épocas más remotas. Sin embargo, la tradición de Yule, así como la de otros Sabbats, también es celebrada por el resto de paganos, aunque no pertenezcan a la religión wiccana.

 

 Para explicar un poco esta celebración, diré que YULE es una palabra que proviene del antiguo anglosajón GEO o GÉOHOL, haciendo alusión a esta determinada época del año. En realidad, Yule se celebraba durante 12 días de calendario en la antigüedad, no sólo en los días comprendidos entre el 20 y 23 de Diciembre como se hace en la actualidad.

 

Sin lugar a dudas, éste es el momento de las sombras y de la oscuridad. Astronómicamente, el sol ocupa el lugar más bajo en el cielo, teniendo lugar durante estos días la noche más larga del año. Por eso, en estas fechas se celebra la fiesta del renacimiento de la luz, entroncando directamente con los antiguos cultos femenino-maternales, es decir, la fertilidad y gestación de la vida. De ahí que la celebración fundamental sea el antiguo culto a la Gran Madre, la Diosa, la Madre Tierra, la maternidad o la representación femenina de la energía universal.

 

 El renacimiento del Dios Sol, de la esperanza y la luz, es lo más importante en estas fechas, pues a partir del solsticio de invierno, los días empiezan de nuevo a ser poco a poco más largos, y las noches más cortas. Del día 20 de Diciembre en adelante, comienzan a realizarse todos los rituales y celebraciones relativos a esta festividad.

 

 Aunque los cristianos impusieron la Navidad suplantando a los antiguos ritos paganos, no debemos olvidar que las costumbres de dicha fiesta provienen directamente de esas antiguas celebraciones. Ese es el origen de que los colores predominantes en estas fechas sean el verde y el rojo. Ambos simbolizan la presencia de los espíritus de la naturaleza, y no se utilizan por casualidad, ya que corresponden a un antiguo conocimiento iniciático: el rojo simboliza la sangre que fertiliza la tierra y da vida, y el verde es el color de la naturaleza. Por tanto, siempre se han utilizado para adornarlo todo durante esta festividad, ya que se consideraba que tras la llegada de la luz comenzaba la vida a resurgir en los campos. Sin lugar a dudas, son arquetipos de renacimiento y renovación.

 

Los adornos que se colocan en el árbol de Yule guardan también una antiquísima simbología. Inicialmente, el árbol de Navidad era un tronco que se quemaba durante la noche del solsticio para atraer la luz y la prosperidad en la noche más larga del año. Antes de hacerlo arder, se adornaba con piñas, acebo o hiedra, en general plantas siempre verdes para atraer la fertilidad de los campos. Las cenizas se conservaban durante todo el año, pues se decía que podían curar enfermedades, y también se conservaba un trozo del tronco carbonizado para prender el del solsticio siguiente.

 

Las luces navideñas eran antiguamente velas que se colgaban invocando la llegada de la luz. Las bolas de colores y las estrellas simbolizan a los espíritus del cielo, esos que los antiguos veían al caer la noche en un mundo donde no existía la luz eléctrica. Las campanitas siempre se ha creído que ahuyentan a los espíritus negativos, y las piñas y otros frutos simbolizan la abundancia y la fuerza.

 

Era habitual que las casas se adornasen con hiedras y guirnaldas de acebo y muérdago, que simbolizaban protección. Por eso, las parejas que iban a casarse ese año se besaban bajo estas guirnaldas como símbolo de prosperidad y afianzamiento del futuro matrimonio. De ahí que en el altar de Yule no puedan faltar las plantas antes mencionadas, ni tampoco los inciensos de pino, laurel y cedro.

 

Los alimentos que se consumen y se ofrendan durante esta celebración son las galletas de jengible, el pavo, cordero, sidra, cerveza, nuez moscada, canela, manzanas asadas...

 

Practiquéis la religión que sea o tengáis el credo que tengáis, os recomiendo que le dediquéis aunque sólo sea unos breves minutos cada día a esta celebración que se alarga con la Navidad cristiana. Es un buen momento para reflexionar sobre lo que la luz y el sol nos han procurado en los meses anteriores, repasando aquellos errores que hemos cometido en el pasado para no volverlos a repetir en el futuro.

 

Simplemente es un ejercicio personal, pero que ante la celebración que se aproxima nos puede ayudar a encarrilar de nuevo nuestra vida y volver a afianzar nuestros pasos para la nueva llegada del sol una vez más, como en cada ciclo anual.

 

¡Feliz Yule a tod@s!