Este año no os voy a hablar de nuevo acerca de lo que significa esta festividad que celebramos el próximo viernes por la noche. Ya lo hice en anteriores ocasiones, y aquí os dejo los links de los posts que colgué por si os interesa leerlos.
En esta ocasión os traigo algo más especial y que yo acostumbro a realizar en estas fechas. Para ello únicamente es preciso que tengáis la tradición de recordar a vuestros antepasados difuntos en estas fechas.
Este ritual se puede realizar la misma noche del 31 de Octubre, momento en que celebramos la entrada de Samhain y que corresponde a la Noche de Halloween, o hacerlo la tercera noche de Samhain, que coincide con el 2 de Noviembre. Curiosamente, para los paganos corresponde a la finalización de la celebración de la cosecha, y para los católicos a la aútentica Noche de Todos los Difuntos. ¿Casualidades o causalidades?
Pero vamos al ritual en sí. Lo primero que hay que hacer es decorar una mesa a modo de altar. En dicho altar colocaremos fotos de nuestros familiares difuntos, así como algún objeto que hayamos heredado de ellos. Si se tiene la suerte de poseer un esquema o gráfico de nuestro árbol genealógico, también es el momento ideal para utilizarlo colocándolo junto a las fotografías. A todo ello se pueden añadir postales o cualquier otro símbolo que consideremos recuerda a nuestros difuntos.
Si además vivimos cerca de donde están enterrados los miembros de nuestra familia, se coge un puñadito de tierra del suelo y se añade también en el altar, no importa dónde lo coloquemos. En este caso, tener el altar sin un orden preestablecido no tiene importancia en esta noche tan especial, dado que cada uno de nosotros somos una mezcla de muchas personas y culturas diferentes. Otra cosa que no hay que olvidar es colocar algo de alimento, como un poco de pan, varias manzanas y un vasito con sidra o vino.
Por último, si algún familiar nuestro ha fallecido en este año, colocaremos una vela especial para él o ella en el altar, y dos más gruesas para el resto de nuestros difuntos, sobre todo si tenemos un montón de parientes a quiénes recordar.
Una vez que estén las velas encendidas, nos situaremos junto al altar acompañados de las personas de nuestra familia que deseen honrarlos. Entre todos los que se junten, la persona de más edad es la que debe de emitir la siguiente oración en voz alta:
Esta es la noche de la puerta de enlace entre nuestro mundo
y el mundo de los espíritus, y ese velo se vuelve más delgado.
Esta noche es una noche para llamar a aquellos que vinieron antes que nosotros.
Esta noche honramos a nuestros antepasados.
Espíritus de nuestros ancestros, os llamamos
y os invitamos a uniros a nosotros en esta noche.
Sabemos que estáis siempre cerca de nosotros,
y que nos protegéis y guiáis.
Esta noche os damos las gracias.
Y os invitamos a uniros a nosotros y compartir nuestra comida.
Después, prepararemos la mesa para cenar, donde colocaremos los platos para todos los comensales, colocando un servicio completo más en la mesa, esto es, plato, cubiertos, una silla.... Éste será para nuestros difuntos y deberá quedar vacante. La cena la serviremos con normalidad, aunque siempre debe ser servida por la persona de más edad, que irá colocando también en el plato vacío algo de comida.
Al margen de este pequeño ritual, dicha cena es un buen momento para compartir historias de nuestros antepasados difuntos, o de recordar momentos del pasado junto a ellos. Si lo deseáis, también podéis realizar un ritual así por vuestras mascotas desaparecidas. Ellas también tienen su alma y seguro que os lo agradecerán allá donde estén.
¡Feliz Samhain!
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