jueves, 27 de diciembre de 2018

VISITANTES DE DORMITORIO, LOS DESCONOCIDOS



El tema que hoy abordo es uno de los más controvertidos de los últimos tiempos. Hace uno cuantos años estuvo muy de moda, llegando a aparecer incluso en prensa y medios de comunicación como un fenómeno que se repetía de manera inquietante entre muchos individuos. Por eso, corrieron ríos de tinta para tratar de esclarecer qué es lo que se esconde bajo la apariencia de un Visitante de Dormitorio, morador o fantasma de alcoba, tales son las denominaciones que puede llegar a recibir.
Para la mayoría de la gente, este asunto es un simple mito heredado de los viejos miedos que experimentábamos de niños. Durante la infancia, la imaginación nos juega malas pasadas y podemos llegar a ver lo que no existe. Incluso las pesadillas nocturnas y los terrores de los niños hacen alusión a este tipo de situaciones, pudiendo extenderse dichos miedos también a la edad adulta, ya que han quedado en nuestro cerebro como fobias no superadas.
 Sin embargo, hay que aclarar que cuando dormimos, mostramos una configuración general muy distinta a la que ofrecemos en estado de vigilia. Nuestra mente y sentimientos, pero sobre todo nuestro cuerpo físico, se comportan de manera diferente en ambos periodos. Debido a ello, en estado durmiente mostramos una situación de debilidad e indefensión que permite fácilmente la manipulación a nivel psíquico. Esta circunstancia es aprovechada por una gran variedad de entidades que acuden en ocasiones para operar en él de una forma u otra.
 
Existen infinidad de inquietantes casos de apariciones de entidades, casi siempre antropomorfas, o a veces rodeadas de gran luminosidad y semitransparentes. Abundan también múltiples testimonios de personas que han sentido en su hogar un "inquilino" que parece no ser de este mundo, y que pulula por el recinto sin ser detectable por alguno de nuestros cinco sentidos. Es curioso constatar cómo el fenómeno de los “visitantes” no se presenta aislado, sino acompañado de una fenomenología paranormal que el sujeto ha podido experimentar, por lo general, ya en su infancia. Dicha fenomenología puede ir desde experiencias extracorpóreas, pasando por precoces clarividencias, hasta algún tipo de premonición, voces desconocidas.... Si antes de los 9 ó 10 años de edad hubo antecedentes de este tipo en el sujeto, con el paso del tiempo dichas apariciones se volverán más frecuentes y complejas.
 
Existen varias teorías sobre los visitantes de dormitorio.
 
 
Una de ellas habla de que son extraterrestres (llamados también GRISES), que visitan de noche a las personas más sensibles para observarlas y analizar sus sueños, respuestas biológicas y cuerpo físico.
 
Hay que tener en cuenta que cuando se produce una VISITA DE DORMITORIO, suele ir acompañada de una parálisis del sueño. Por eso se piensa que, en el caso de que sean visitas de algún GRIS, nos paralizan para obtener de nuestro cuerpo el tipo de información que desean. Además, no hay que olvidar que los extraterrestres se comunican también por el astral. De ahí que se considere que muchas experiencias de Visitantes de Dormitorio son abducciones extraterrestres. Los relatos de los abducidos respecto a estas figuras concuerdan bastante con la idea que se ha divulgado de los extraterrestres: figuras pequeñas, delgadas, de enormes ojos negros almendrados, transporte a naves espaciales, etc.
 
Otra teoría, basada en la Demonología y algo atávica en estos tiempos que corren, habla de que dichas visitas podrían ser obra de los Íncubos y Súcubos (Incubo: espíritu maléfico masculino, y Súcubo: espíritu maléfico femenino). Dichas entidades son espíritus que descienden de los NEFELINES, ángeles caídos en desgracia y que engendraron una raza perversa. Su apariencia es muy hermosa y atrayente, y suelen mostrarse como seres muy bellos. Dependiendo de las diferentes culturas, reciben distintos nombres, como Zabulón, Leviatán, Alpiel, Efelios... Estos seres sólo buscan sexo para poder absorber la energía vital del individuo al que poseen, y así hacerse más poderosos. En realidad, son vampiros energéticos que buscan robar la energía sexual del individuo mediante la copulación. Se cuelan en la mente y provocan sueños eróticos, hasta que se materializan y realizan el acto.
 
Dentro del esoterismo existe otra teoría, y es que los visitantes de dormitorio son seres queridos que nos dejaron en esta vida y que se proyectan en nuestros sueños, porque es cuando nuestra mente está más activa para poder percibir su presencia. En base a los testimonios que se han recibido, se habla de que podrían visitarnos para darnos algún mensaje. Personalmente, no los encuadro como Visitantes de Dormitorio. La aparición de espíritus difuntos es otro tipo de fenómeno muy diferente.
 
Una última teoría postula que estos moradores o visitantes son almas atormentadas que se quedaron atrapadas en este mundo y no son capaces de dar el paso al siguiente plano de existencia. Quizá podrían ser antiguos moradores de esa casa o lugar, almas de paso, o incluso haber fallecido entre esas paredes, quedando sus espíritus atrapados en el recinto. Tal vez esta última teoría sea la más terrorífica, porque explicaría el motivo de que temamos tanto sus apariciones.
 
No hay que olvidar la opinión de los científicos, quienes, al margen de todo lo anterior, vislumbran la probabilidad de una enfermedad pasajera que nos haga ver y sentir cosas que no son reales ni están en nuestro dormitorio, pero que los ojos perciben como auténticas. Esto podría deberse a enfermedades mentales o pequeños problemas puntuales del cerebro.
 
Hay una serie de aspectos a tener en cuenta en esta fenomenología:
A.- El contagio psíquico: sucede cuando el fenómeno “impregna” a otros habitantes de la casa, es decir, hay un contagio y no es sólo una persona la que ve a esa entidad o entidades, sino que pueden ser varias.
 
B.- Sensación de presencia: se produce cuando uno o varios miembros tienen la sensación de que hay presencias en la casa a las que se considera «intrusos». Es una impresión neutra, acompañada de aprehensión y temor, que se presupone sin necesidad de corroborarla sensorialmente. Es como si en algún momento se sintiera la presencia de algo que se mueve, que entra en la habitación y puede acercarse a la cama. Incluso se puede sentir presión en el colchón (en estos casos, la ciencia alude al estado hipnagógico del sueño). La mitad de las personas que han dado su testimonio relatan que se sienten observados fijamente, pero no saben identificar desde qué punto.
 
C.- Presencia amenazante: ciertas personas aluden a que esa presencia o la sensación que la acompaña es peligrosa o malévola, y que intenta la posesión. Ésta va acompañada de un fuerte sentimiento de terror, peligro y urgencia; es como si necesitasen despertarse lo antes posible
 
D.- Alucinaciones visuales: suelen variar depediendo de la experiencia, y pueden ser también vagas e indefinidas. En ese momento, el estímulo externo percibido se reconoce como real, y la presencia queda fuera de la vista, en la periferia del campo de visión, o camuflada entre las sombras del cuarto. En algunos casos se relatan imágenes detalladas de objetos y seres como fantasmas, figuras oscuras a los pies de la cama...
 
E.- Alucinaciones auditivas: son momentos en los que se tiene la convicción de que los sonidos son reales, y que provienen del exterior más que de la mente del individuo. Pueden ser sonidos elementales, mecánicos e intensos, como zumbidos, rumores, siseos, correteos, rugidos, campanadas, golpes, vibraciones, silbidos, chillidos o gimoteos. En otros casos son sonidos identificables concretos, como timbres de teléfono, sirenas, herramientas, golpes de puerta, arrastrar de muebles, vidrios o vajilla rompiéndose, música extraña, sonidos de radio con ruido blanco o que recibe varias estaciones, sonidos de viento, etc. 
 Hay que aclarar que las voces humanas son el sonido más frecuente, siendo escuchado en un 37 por ciento de los casos, tanto en forma de griterío como en leves susurros, pero siempre sin un mensaje identificable ni claro.
 
F.- Alucinaciones táctiles: son muy comunes, y relacionadas con el o los intrusos. Es como si el colchón se hundiese bajo el peso de alguien que se sienta, que le retira las sábanas o que le agarra de las manos.
 
 G.- Dificultades respiratorias: es otra sensación bastante frecuente, que produce una opresión en el pecho y dificultad para respirar, como si alguien estuviese apretando nuestro cuello, por lo que se genera una sensación de sofoco y asfixia. Estas percepciones pueden explicarse por la parálisis del sueño, la cual inmoviliza los músculos voluntarios.
 
¿Cómo salir de una situación así? La investigadora Ann Druffel remite a una buena táctica para salir de ese estado inquietante, y no es otra que tratar de hablar en voz alta, rezar, orar o encomendarnos a nuestras más firmes y sólidas creencias para que esa situación se controle y dicha entidad se disipe. Tanto ella como otros investigadores aseguran que es uno de los mejores sistemas de defensa ante un posible ataque de estas “entidades”. 
 
Bajo mi punto de vista, y puesto que he sido víctima de más de una presencia de este tipo, aconsejo no tener miedo y tratar de moverse, evitando el miedo por encima de todo. Alejar el temor de nuestra mente y tener la voluntad de encararlos hace que desaparezcan de manera inminente, pues en este plano nosotros somos más fuertes que ellos. Esta es nuestra dimensión, y al provenir ellos de otra diferente, no tienen la misma fuerza ni vibran de la misma manera.
 

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