Cuando hablamos de tarot, ya sea con nuestros consultantes como en otras situaciones, los que nos dedicamos a esta mancia muchas veces hacemos alusión a la palabra "arquetipo". Los arquetipos son estructuras básicas, símbolos universales que todas las culturas comparten, y en los que cualquier ser humano puede reconocerse tanto a sí mismo, como a sus comportamientos, actitudes y pensamientos.
Un arquetipo representa modelos de ser y actuar que reconocemos a partir del inconsciente colectivo. Por ejemplo, si digo madre dominante, todo el mundo puede imaginarse a qué me refiero. Eso sería un arquetipo, una imagen que está en la mente de todos. Nadie dudaría de lo que significa e implica la imagen de una madre dominante. Como existen bastantes arquetipos predominantes en el ser humano, y éstos se reflejan en los Arcanos Mayores, el tarot se convierte en algo más que un juego de predicción. Si se lo enfoca debidamente, se vuelve una herramienta muy útil en psicología analítica, pues permite profundizar en el inconsciente de cada uno.
Esta idea de la que hoy hablo, y de la que ya se escuchado hablar en numerosas ocasiones, fue descubierta por el psiquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung (1875-1961), (https://maytedelsoltarot.blogspot.com/search?q=carl+jung+y+el+tarot), el primero en desarrollar la teoría de los arquetipos y aplicarla a la lectura del tarot. En el volumen nº 9 de sus obras completas se recogen una serie de trabajos escritos entre 1933 y 1955, en los que desarrolla su idea del inconsciente colectivo y los arquetipos.
A estas alturas, todo el mundo sabe ya que las cartas del Tarot sirven para arrojar luz sobre diversas situaciones de la vida cotidiana. Podríamos decir que con ellas puede “adivinarse” el futuro o, al menos, conseguir respuestas a preguntas que nos agobian. Sin embargo, gracias a Jung y su teoría de los arquetipos, el tarot también tiene un uso terapéutico. A través de sus arcanos (de arcanum = secreto), puedes conocerte mejor, ser consciente de tus heridas emocionales y comenzar a sanar espiritualmente.
Gracias a los arquetipos que aparecen en los Arcanos Mayores se puede desarrollar un proceso inconsciente en el que reconocer nuestras propias características, deficiencias y potencias, así como las de las personas y situaciones que nos afectan. A partir de los arquetipos de los Arcanos Mayores del tarot, podemos construirnos un mapa de nuestro propio inconsciente. Eso nos permite viajar hacia la autorrealización y adquirir conocimiento sobre nosotros mismos.
Los Arcanos Mayores pueden representar situaciones, actitudes y hasta tipos de personas, por lo que se pueden considerar un reflejo de la vida misma. De ahí que estas cartas, con el reflejo de nuestra vida, contengan un eje femenino-masculino que domina todos sus símbolos y energías. En ellas se pueden reconocer estereotipos personales, tanto masculinos como femeninos.
Arquetipos femeninos en el Tarot
Los arquetipos femeninos suelen estar representados por figuras de mujeres. Las figuras femeninas de La Papisa, La Emperatriz, La Justicia, La Fuerza, La Muerte, La Templanza, la mujer de la carta de El Diablo, y la de la carta de Los Enamorados, son arquetipos femeninos. Al igual que La Estrella, La Luna, La Rueda de la Fortuna, la joven del arcano de El Juicio y la que figura en la mandorla de El Mundo. Todas ellas son expresiones de la amplia significación de lo femenino dentro del orden cósmico. Cada uno de estos arcanos pone de relieve una u otra faceta de la feminidad presente en el Universo desde el origen de los tiempos, y que todos nosotros compartimos.
El arcano mayor II, conocido como La Papisa o Suma Sacerdotisa, representa al arquetipo de la mujer misteriosa y sabia. Es la gran conocedora de la mente humana. Encarna las cualidades de Isis y Astarté. En su aspecto espiritualizado aparece como la Virgen María y como Sofía, la sabiduría divina. La Sacerdotisa nos sugiere los misterios de la vida, aquellos interrogantes que no podemos contestar por medio de la razón.
Arquetipos femeninos de mujeres jóvenes
El arcano mayor XI, La Fuerza, es el arquetipo de la mujer joven llena de vitalidad. Representa las ganas de vivir. Es la persona segura de sí misma, que posee autocontrol y una personalidad brillante. Asimismo, el arcano representa el dominio de las pasiones y la derrota de los bajos impulsos. También la supremacía de la inteligencia por encima de la fuerza bruta.
La Emperatriz III es el arquetipo del amor y la pasión. Este arcano, al igual que las diosas del amor Afrodita, Ishtar o Erzulie, representa la aproximación de la pasión a la vida. Es una mujer que transita entre la juventud y la madurez. La Emperatriz, como la gran madre, es también la sexualidad, pues sin este aspecto la vida no sería posible. La Emperatriz es instintiva y su sabiduría sale del interior. Ella conoce todos los secretos y no se deja someter por las leyes de los hombres.
La Templanza, Arcano Mayor XIV, es el arquetipo de la seguridad de ser uno mismo, la certeza plena de ser guiados por un poder superior. Es la equidad y habilidad imperturbables. Aunque algunos estudiosos la consideran un arquetipo femenino, en mi opinión es la representación de un arquetipo colectivo, ese que simboliza el eterno flujo de la vida. La figura representada en esta carta no es la de una mujer si no la de un ángel, espíritu que irradia energía universal.
La Estrella XVII, es el arquetipo femenino de la mujer joven que, con su fuerza, allana caminos y facilita la conquista de las cosas. Representa la sencillez y belleza de la naturaleza, su perfecto funcionamiento. Simboliza el destino, el momento de la verdad, ese en el que se obtendrá aquello que uno merece. Simboliza la luz, el saber qué hacer. Es la oportunidad que tienes en esta existencia de ser feliz.
Arquetipos femeninos de mujeres mayores
La Justicia VIII, es el arquetipo de la mujer madura, segura de sí misma aunque también dominante, ordenadora de emociones y sentimientos. Tiene la capacidad de juzgar y decidir sobre los asuntos de otros.
Representa el camino recto. Simboliza la fuerza que estabiliza la conciencia y equilibra los mundos externo e interno. Con La Justicia se produce un equilibrio que no es ni bueno ni malo; simplemente es justo. Nos habla de justicia divina y justicia terrena. La una es la ley del karma; la otra, un asunto legal con desenlace favorable.
La Luna XVIII, es el arquetipo femenino de la mujer anciana. Se asocia con Hécate, diosa de los infiernos, temida y respetada, sabia y capaz de ver pasado, presente y futuro. Representa la posibilidad de conectarse con la anciana sabia o con la bruja. En ella se integran distintos aspectos de lo femenino. Se corresponde con la etapa en que la mujer está más receptiva a las energías sutiles, conectada con la energía del fin de un ciclo, preparándose para uno nuevo.
La Muerte XIII (yo la considero como femenina) es el arquetipo femenino de la transformación. Es la energía que hace que las cosas ya no sean más como las conocimos. La Muerte es un símbolo de que todo pasa. Es la mujer liberadora de las penas y las preocupaciones. Abre el acceso al reino del espíritu, a la vida verdadera. Es el final de algo viejo o que representaba un obstáculo, como una amistad, una relación o un trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario