Programar los sueños para que nos den la respuesta adecuada es algo que el ser humano siempre ha deseado. Ya en la antigüedad, antes de que los grandes filósofos ahondaran en la materia, este tema era tratado por diversas culturas ancestrales. Griegos, romanos, egipcios... todos ellos conocían la profundidad del saber que se encierra en un sueño, especialmente si se sabía interpretar adecuadamente. Y si era claro y diáfano y no precisaba ninguna interpretación, mejor todavía.
Los antiguos egipcios utilizaban un mensaje de invocación a los dioses a la hora de tener sueños de respuesta, aunque dicho mensaje, hoy día, no nos sirva por múltiples motivos.
Como es obvio, los tiempos han adelantado mucho, y su significado puede traducirse en una interpretación libre en el 2019. He podido comprobar que el más simple esfuerzo por interpretarlo y recitarlo ya mejora nuestros sueños.
En los jeroglíficos que nos hablan de este ritual onírico y lo que hacían en dicha civilización para tener sueños de respuesta, se observan consejos como encender una vela, bañarse en agua tibia, usar una tela de lino para taparse, untarse la frente con aceite esencial, etc. Para los puristas, ese era el significado de hacer renacer al dios Osiris.
En esta parte del jeroglífico aparece todo lo que se habitúa a hacer durante el día, así como los ejercicios que realizaban, como por ejemplo, símbolos de bombilla, o sea, la luz del día (no sé si en su mente ya tenían forjada esa imagen de una bombilla como símbolo de la luz ¿?).
La imagen que sale volando era la persona durmiendo y soñando de forma lúcida, y se aprecian los ejercicios que tenía que hacer en el sueño. Además, en el dibujo hay dos personas que representan a los sirvientes que registraban los sueños del durmiente, algo que en la actualidad podemos hacer grabando nuestra voz en el móvil, o con un simple papel y bolígrafo.
Pero vayamos al asunto que nos interesa, que es cómo programar los sueños para que nos ayuden en las decisiones difíciles a tomar. He de destacar que este método no lo he inventado yo, pues proviene del Antiguo Egipto. Únicamente lo he simplificado y adaptado. Eso sí, debo advertir que es improbable que el primer día ya tengamos resultados, aunque podría suceder. Programar los sueños o soñar respuestas para problemas requiere práctica y, sobre todo, crearte un hábito que ya forme parte de tu vida.
En primer lugar, hay que buscar algo que habituemos a repetir cada día como pregunta. Puede ser una duda que nos corroe por algún motivo, un traslado de vivienda, un cambio de trabajo... o lo que deseemos, pero siempre una duda que nos asalte durante el día. Justamente ahí comienza la programación.
PASOS A SEGUIR PARA PROGRAMAR LOS SUEÑOS:
1.- En una libreta o en el móvil, pondremos el número 1 y a continuación, lo que queremos saber. Por ejemplo, ponemos “1.- ¿CÓMO SOLUCIONAR X PROBLEMA?”, y luego pensamos, aunque nos resulte absurda la pregunta “¿estoy soñando?” Acto seguido, miraremos a nuestro alrededor, observando todo, e intentaremos transformar algo con la mente, o que aparezca la solución a nuestro problema (en el caso de desear ver a una persona X, o una pregunta de ese tipo, no la vamos a ver aparecer ya que estamos despiertos).
Después, continuaremos con nuestra rutina, nuestro trabajo, haciendo deporte o lo que tengamos programado para el día.
2.- Al cabo de una horas, repetiremos el primer paso, pero en lugar de anotar el número 1, pondremos 2 y cambiaremos la pregunta. Por ejemplo: si en el 1 pusimos “¿CÓMO?”, en el 2 pondremos “¿DÓNDE ESTÁ?”. Acto seguido, miraremos a nuestro alrededor y nos haremos la misma pregunta del principio “¿Estoy soñando?” (sé que puede parecer absurdo, pero con esto se pretende que, cuando realmente estemos soñando, nos lo preguntemos también en el sueño).
3.- A la hora de comer, anotaremos el número 3 y pondremos otra pregunta, por ejemplo, “¿CÓMO HE AVANZADO EN EL PROBLEMA?”, y realizaremos el mismo gesto de mirar a nuestro alrededor y preguntarnos “¿Estoy soñando?”. Comprobaremos que no, y continuaremos comiendo y realizando nuestras tareas cotidianas.
4.- Cuando terminemos de trabajar o de realizar nuestra tareas, anotaremos el número 4 en nuestra libreta o móvil. Fijaos que ya habremos preguntado 4 veces si estamos soñando, por lo que ya hemos creado una rutina para buscar la solución a nuestro dilema.
5.- El 5 lo apuntaremos en nuestra libreta ya en casa, y después de ver una película o de cenar, por ejemplo.
6.- El punto 6 es el último y el más trascendental. Aquí ya no deberemos preguntarnos si estamos soñando. Lo que tenemos que hacer es un repaso de todo el día respecto a los 5 puntos anteriores, intentando recordar las sensaciones, lo que nos ha venido a la cabeza, lo que hemos avanzado en el día... Acto seguido, nos haremos las mismas preguntas que nos hemos hecho desde la mañana.
- ¡IMPORTANTE! El paso 6 nunca debe hacerse en la cama. Puede realizarse donde lo deseemos, pero jamás en la cama, siempre antes de acostarnos.
Este proceso es como una meditación psicológica en la que hacemos el repaso del día y lo que queremos solucionar o mejorar al día siguiente. Y en cuanto podamos, nos iremos a la cama a dormir.
Cuando nos sumerjamos en el sueño, nuestra mente continuará con dichas preguntas, y soñaremos con ellas de forma abstracta, difusa o surrealista. El siguiente y obligado paso es que, al levantarnos, anotemos todo lo que recordemos y las sensaciones que hemos tenido soñando. Así un día tras otro, pues si no hay constancia para programar los sueños, no encontraremos respuesta.
Con este procedimiento nos pueden suceder varias cosas, cuatro principalmente:
1. No pasar nada, ni durante el sueño ni al despertar. Debemos estar tranquilos, porque es normal. Es muy difícil que en los primeros días encontremos respuesta.
2. Encontrar rápidamente la solución al problema que nos agobiaba.
3. Tener un sueño que nos ayude a ver el problema desde otra perspectiva, o que aparezca en él alguien que nos dé una versión distinta a la que creíamos acertada (puede ser una cara conocida o no, aunque siempre será de alguien que “existe”. Los sueños jamás inventan caras).
4. Puede suceder que, dentro del sueño, nos preguntemos “¿estoy soñando?”, e intentemos cambiar lo que vemos a nuestro antojo. Lo más probable es que, en ese punto, nos despertemos, pero es justo ahí cuando habremos tenido un sueño lúcido, cosa que nos puede impactar mucho si no lo habíamos experimentado antes.
Entiendo que es un método laborioso y que pueda dar pereza a muchos, pues requiere disciplina y crear un hábito, dado que se tardan unos cuantos días en obtener resultados. Sin embargo, a su favor debo decir que es un método que han utilizado en secreto muchos de los grandes genios de la historia. Con el tiempo, no hace falta anotar nada ya que se hace mentalmente de forma automática, y pasa a formar parte de nuestra vida.
Sobre todo recomiendo usarlo y adaptarlo a nuestras circunstancias, y especialmente tener fe en este sistema para programar sueños porque da excelentes resultados. Quien algo quiere, algo le cuesta.
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